


Domingo, febrero 25 – Éxodo 19, 20 – Lectura adicional, Patriarcas y Profetas, capítulo 27, “La ley dada a Israel”
1. ¿Cuánto tiempo demoraron los israelitas desde su salida de Egipto hasta llegar al pie del monte Sinaí? Éxodo 19:1. (ver Comentario Bíblico Adventista)
2. ¿Qué figura retórica usa Dios para ilustrar la forma como él sacó a su pueblo de Egipto? Éxodo 19:4
3. ¿En qué forma se manifestaría la presencia de Dios para que el pueblo oyese mientras hablaba con Moisés? Éxodo 19:9
4. Mientras el monte parecía ser un horno humeante, ¿qué sonido se escuchaba? Éxodo 19:19
5. ¿Por qué razón Israel debía guardar los diez mandamientos? Éxodo 20:1, 2
6. ¿Cuántos y cuáles son los mandamientos que revelan nuestro amor a Dios? Éxodo 20:3-11
7. ¿Cuántos y cuáles son los mandamientos que revelan nuestro amor al prójimo? Éxodo 20:12-17.
Así como Israel celebró la Pascua y salió en su éxodo hacia el monte Sinaí, habría de cumplirse exactamente en la Pascua cuando varios siglos después el Cordero de Dios habría de ser sacrificado en el Calvario. Cuarenta días después de la Pascua, ascendió Jesús a sentarse junto al Padre para que el día del Pentecostés el Espíritu Santo fuera derramado sobre los discípulos. De igual forma, “lado a lado”, el Padre y el Hijo estaban juntos en el Monte Sinaí proclamando los Diez Mandamientos. ¿Coincidencia? Por supuesto que no; los planes de Dios son preparados con admirable exactitud.
“Cuando ellos [Israel] llegaron al Sinaí, él [Dios] aprovechó la ocasión para refrescar su memoria con respecto a sus requerimientos. Cristo y el Padre, estando lado a lado sobre el monte, con majestad solemne proclamaron los Diez Mandamientos”. Evangelismo 447
Dios dio los Diez Mandamientos mediante Moisés al pueblo de Israel, no porque fueran los únicos que debían guardarlos. Es cierto que en la introducción, Dios se dirigió a ellos, quienes había sacado de la esclavitud, pero no por eso son los únicos depositarios de la Santa Ley de Dios. De igual forma, los no judíos hemos sido sacados de la esclavitud del pecado para servir a nuestro Dios. No es una ley impuesta como una carga, sino una manifestación sublime del amor, tanto a Dios como a nuestros semejantes. Cada uno de los mandamientos relaciona a todo ser humano, sea judío o no, con su Creador así como con los otros humanos. Es esa Ley el reflejo fiel del carácter de nuestro Hacedor. Aunque no somos salvos por obedecerla, una vez rescatados es nuestro deber vivir en desobediencia a sus preceptos.
Dios te conceda un día bendecido en obediencia a sus mandamientos.