


Jueves, julio 11 – 2 Samuel 5, 6 – Lectura adicional, Patriarcas y Profetas capítulos 69, “David llevado al trono” y 70, “El reinado de David”
Preguntas de estudio:
1. ¿Recuerdas la sensación de haber conquistado algo que fue realmente difícil de conseguir? (2 Samuel 5:1-5) ¿Puedes entender a David, después de todo lo que pasó?
2. Si tuvieras la seguridad absoluta de que “el Señor te ha establecido”, ¿cómo cambiarían tus próximos días? ¿Y la próxima semana? ¿Qué temores disiparía esa seguridad? ¿Qué nueva misión asumirías? ¿Qué viejos hábitos romperías? (2 Samuel 5:12)
3. ¿Cómo instruyó Dios que se transportara el arca? ¿Es justificable la reacción de David? ¿Crees que Dios fue demasiado severo? (2 Samuel 6:1-8, Éxodo 25:12-15, Números 4:5-6, 15)
4. ¿Qué objetos de adoración o medios de gracia consideras “sagrados”? ¿Cómo, entonces, los tratas? ¿Cuándo has fallado, como Uza, y has actuado irreverentemente en este sentido? ¿Cómo intercede por ti Cristo, el Mediador, cuando caes?
Comentario y reflexión:
En 2 Samuel 5, presenciamos un momento crucial en la jornada del rey David cuando fue ungido como rey sobre todo Israel, uniendo las tribus y estableciendo Jerusalén como el centro político y espiritual de la nación. Este capítulo es un poderoso testimonio de la fidelidad de Dios y el cumplimiento de sus promesas. 2 Samuel 5:10 expresa la razón del éxito de David, “porque el Señor Dios Todopoderoso estaba con él”. La fidelidad de Dios lleva a David al poder (vv. 10, 12). Espero que esto te inspire a confiar en el tiempo y propósito de Dios para tu vida. Dios también envió el apoyo de Hiram, rey de Tiro, en la construcción del palacio de David, lo que subraya aún más la importancia de las alianzas y la fuerza que se encuentra en la unidad.
Al reflexionar la jornada de David recordamos que, con la dirección de Dios podemos superar desafíos, forjar conexiones significativas y construir un legado de fe y liderazgo que impacte a generaciones. ¡Pero no podría ser diferente!
David es rey, pero la lucha no ha terminado. Los jebuseos y los filisteos intentan interponerse. Pero David tiene grabado en su corazón y mente cómo obtener victorias, “consultó al Señor, y Él respondió” (2 Samuel 5:23).
Ahora hará de la capital del pueblo de Israel el centro de adoración. Dio órdenes para traer el arca de Dios a Jerusalén cuando ocurrió algo muy extraño. Mientras el arca era transportada en un carro nuevo, los bueyes tropezaron, y Uza extendió la mano para estabilizar el arca, tocándola (2 Samuel 6:6-7). Esta acción, aunque aparentemente bien intencionada, violaba las ordenes de Dios. Dios había dado instrucciones precisas sobre cómo debía transportarse el arca (Éxodo 25:12-15, Números 4:5-6, 15). Debía ser llevada en varas por los levitas, específicamente los coatitas, y nadie debía tocarla. David está enojado y temeroso (2 Samuel 6:8-9), pero pronto esos sentimientos se transforman en una comprensión más profunda de la santidad de Dios. Más tarde, el rey se asegura de que el arca sea transportada correctamente, de acuerdo con las instrucciones de Dios (1 Crónicas 15:2, 13-15).
La historia de Uza nos desafía a reflexionar sobre nuestra actitud hacia lo santo y hacia las instrucciones de Dios. Nos recuerda que, si bien Dios es amoroso y misericordioso, también es santo y justo. Nuestra relación con Él debe estar marcada, no solo por intenciones genuinas y buenas, sino también por la reverencia y la obediencia. Este incidente nos anima a buscar una comprensión más profunda de los métodos de Dios, acercarnos a Él con un corazón sincero y a honrar sus instrucciones en todos los aspectos.
“Uza incurrió en la culpa mayor de presunción. Al transgredir la ley de Dios había aminorado su sentido de la santidad de ella, y con sus pecados inconfesos, a pesar de la prohibición divina, había presumido tocar el símbolo de la presencia de Dios. Dios no puede aceptar una obediencia parcial ni una conducta negligente con respecto a sus mandamientos. Mediante el castigo infligido a Uza, quiso hacer comprender a todo Israel cuán importante es dar estricta obediencia a sus requisitos. Así la muerte de ese solo hombre, al guiar al pueblo a arrepentirse, había de evitar la necesidad de aplicar castigos a miles.” (Elena G. White, Patriarcas y Profetas, p. 696).
Que Dios nos ayude a equilibrar nuestras buenas intenciones con un profundo respeto por las cosas santas y por sus mandamientos. Bendiciones.
Pastor Cleber Machado