


Lunes, 15 de julio – Salmo 15, Salmo 22
1. ¿Quién puede vivir en la presencia de Dios? Salmo 15:2-5
2. ¿Qué palabras exclama el salmista que Jesús también exclamó desde la cruz? Salmo 22:1, Mateo 27:46.
3. ¿Qué otras cosas describe el salmista que también le sucedieron a Jesús en la cruz? Salmo 22:7-8, Salmo 22:16, Salmo 22:18.
El Salmo 15 dice que aquellos que actúan rectamente pueden vivir en la presencia de Dios. El Salmo 22 describe el total abandono que Jesús sintió en la cruz, aunque siempre actuó rectamente. Esto me recuerda a un pasaje del Deseado de Todas las Gentes,
“Cristo fue tratado como nosotros merecemos a fin de que nosotros pudiésemos ser tratados como él merece. Fue condenado por nuestros pecados, en los que no había participado, a fin de que nosotros pudiésemos ser justificados por su justicia, en la cual no habíamos participado. El sufrió la muerte nuestra, a fin de que pudiésemos recibir la vida suya. ‘Por su llaga fuimos nosotros curados.’” Elena White, Deseado de Todas las Gentes, Página 25.
El Salmo 22:1 describe el abandono que Jesús sintió en la cruz. Mientras Jesús fue inocente y merecía todos los beneficios descritos en el Salmo 15, murió la muerte que nosotros merecemos para que tengamos la vida que Él merecía. Antes de que Jesús clamase, “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has desamparado?”, siempre había llamado a Dios Su Padre. “En la casa de mi Padre muchas moradas hay.” “Yo siempre hago lo que agrada a mi Padre.” “El Padre y yo somos uno.” Pero cuando estaba en la cruz, cuando fue tratado de la manera en que tú y yo merecemos ser tratados, no pudo llamar a Dios Su Padre, y exclamó, “¡Dios mío! ¿Por qué me has desamparado?” No exclamó “¿por qué me has desamparado?” hasta el domingo. No has abandonado a alguien cuando lo dejas por medio fin de semana. Abandonas a alguien cuando lo dejas para siempre. Jesús no estaba muriendo la muerte de los justos. Jesús no nos salvó de la muerte de los justos. Esa es la muerte que nosotros morimos ahora. Abdías 1:16 dice que los impíos serán como si nunca hubieran existido. Jesús murió la muerte de los impíos. Cuando clamó, “¿Por qué me has desamparado?”, no estaba enfrentando un maratón de dolor por 6 horas. Estaba enfrentando ir a la total oscuridad y que fuera como si nunca hubiera existido. Fue tratado como los pecadores merecen, para que los pecadores puedan ser tratados como Él merece.
Jesús soportó por nosotros más abuso y ridículo del que nosotros jamás soportaremos. Algo que es incómodo para nosotros mencionar es el hecho de que también sufrió abuso sexual en la cruz. El Salmo 22:18 dice que echaron suertes y repartieron su ropa. ¿Has visto la toalla alrededor de su cintura en las imágenes? No había toalla. Jesús colgó desnudo delante del universo, incluso de los ángeles. Esta puede ser la razón por la que las mujeres “miraban de lejos”. Aunque puede hacernos sentir incómodos, es importante saber que nunca experimentaremos ninguna forma de abuso que Jesús no haya sufrido y superado por nosotros. “Por Su llaga fuimos nosotros curados.”
En Juan 12:32, Jesús dice que, si Él es levantado, atraerá a todos hacia sí. El Salmo 22:27 nos dice que todos los confines de la tierra recordarán y se volverán a adorar a Dios.
Debemos recordar que no solo Jesús fue tratado de la manera en que merecemos para que podamos ser tratados de la manera en que Él merece, sino que también fue tratado de la manera en que nuestro enemigo merece para que podamos tratar a nuestro enemigo de la manera que Jesús merece. No somos curados por las heridas de aquellos que nos han abusado. Somos curados por las heridas de Jesús.
En Juan 14:18, Jesús dice, “No os dejaré huérfanos.” Él se sintió huérfano, para que nunca tengamos que sentirnos abandonados por el Padre. Siempre tendremos un Padre. Jesús ha prometido nunca dejarnos ni desampararnos. Nunca tendremos que clamar, “¡Dios mío! ¿Por qué me has desamparado?”, porque Jesús fue desamparado por nosotros. Que siempre podamos permanecer en la presencia de Dios y adorar en su santo monte.
Pastor William Earnhardt