


Miércoles, julio 31 – Salmos 69, 70
1. ¿Qué está pidiendo David a Dios en su angustia? (Salmo 69:1)
2. ¿Cómo describe David su situación y sentimiento de abandono? (Salmo 69:8)
3. ¿Cómo desea David que sean avergonzados sus enemigos? (Salmo 70:2)
4. ¿Qué expresa David acerca de aquellos que buscan a Dios? (Salmo 70:4)
El Salmo 69 es un clamor ferviente de David a Dios en medio de una gran angustia. Este salmo revela el corazón quebrantado de alguien que está experimentando una profunda desesperación y persecución, y que busca la intervención y el consuelo de Dios. A primera vista, este salmo puede parecer simplemente una lista de quejas y súplicas. Sin embargo, un análisis más profundo revela aspectos muy importantes sobre Dios y Su relación con nosotros.
El versículo 21 puede resultar difícil de entender: “Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre.” Este pasaje tiene una doble aplicación: en el contexto de David, es una expresión de la crueldad y el desprecio que enfrenta de sus enemigos. Proféticamente, este versículo se refiere a la crucifixión de Jesús, donde le dieron vinagre para beber cuando tenía sed (Mateo 27:34, Juan 19:29). Por tanto, en medio de tus aflicciones recuerda que Jesús simpatiza con nuestro dolor. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15)
El salmo70 nos enseña sobre la bendición de buscar a Dios. David pide que aquellos que buscan a Dios se regocijen y se alegren: “Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, y digan siempre los que aman tu salvación: Engrandecido sea Dios” (Salmo 70:4). Esto nos recuerda la alegría y la paz que vienen al buscar y amar al Señor. Nuestra relación con Dios nos trae bendición y gozo, incluso en medio de la adversidad (Romanos 8:28).
Es además un breve, pero intenso clamor de ayuda. Refleja la confianza de David en Dios como su único refugio y socorro en tiempos de peligro. Este tema se repite a lo largo de los Salmos y la Biblia, recordándonos que Dios es nuestro protector y pronto auxilio en las tribulaciones (Salmo 46:1).
El versículo 2 puede parecer duro: “Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; vuelvan atrás y sean avergonzados los que mi mal desean.” Aquí, David está pidiendo justicia divina contra sus enemigos. En su contexto, está rodeado de adversarios que buscan hacerle daño. Este clamor no es por venganza personal, sino por la intervención justa de Dios para defender al inocente y establecer su justicia. Este versículo muestra que Dios es justo y que Él tomará acción contra aquellos que nos desean el mal (Romanos 12:19). Podemos confiar en que ve nuestras luchas y actuará en defensa de su pueblo.
La enseñanza mayor aquí es la urgencia de acudir a Dios en todo momento, especialmente en tiempos de angustia. La vida diaria está llena de desafíos y a veces sentimos que estamos en constante peligro o enfrentando adversidades. Al igual que David, podemos clamar a Dios rápidamente y con la certeza de que Él escucha y actúa. También, debemos alegrarnos y regocijarnos en el Señor, reconociendo y proclamando su grandeza y salvación en nuestras vidas.
Que el Señor te fortalezca y te socorra en cada momento de necesidad. Que sientas su presencia cercana y su amor protector en cada desafío que enfrentes. Que tu corazón se llene de gozo y gratitud, proclamando siempre: “Engrandecido sea Dios.” Que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde tu corazón y tu mente en Cristo Jesús. Amén.