


Jueves, agosto 1 – 2 Samuel 11, 12 – Lectura adicional, Patriarcas y Profetas capítulo 71, “El Pecado de David y su Arrepentimiento”
1. ¿Por qué David cayó en la tentación? 2 Samuel 11:1, 2 Samuel 12:9
2. ¿Qué consecuencias trajo el pecado de David? 2 Samuel 11:2 – 4; 2 Samuel 11:9 – 10, 13, 15, 25, 27; 12:10, 14
3. ¿Cómo intervino Dios para hacerle reflexionar a David? 2 Samuel 11:11, 13; 2 Samuel 12:9
4. ¿Acepta Dios el arrepentimiento de los asesinos? 2 Samuel 12:13
Comentario y reflexión:
En la época que tiene lugar la historia del pecado de David contra Dios y Betsabé era costumbre que los gobernantes de Asia occidental comenzaran sus campañas militares. Era en la primavera, una vez terminado el invierno. “Los anales demuestran que casi siempre los asirios elegían la primavera para realizar las campañas bélicas. En el caso de los asirios eran expediciones anuales.” CBA, 2 Samuel 11:1.
El rey David conocía esta costumbre de los reyes y le faltaba poco por completar lo que quedó de conquistar el año anterior. Era el dominio total de los amonitas, quienes eran ayudados por los asirios.
David se envaneció por todos los triunfos que Dios le había concedido y no fue al cumplimiento de su deber como rey. “La grandeza de su triunfo lo expuso a su peligro máximo. Satanás eligió ese momento para poner delante del Rey de Israel una tentación que habría de causarle profunda humillación y desgracia…. Imperceptiblemente se la habían debilitado las defensas internas del alma, al punto de que se rindió ante una tentación que lo transformó en un descarado pecador.” CBA, 2 Samuel 11:1. Ser tentado no es el problema, pero sí el ceder a la tentación. Cuando el orgullo y vanidad llena el corazón, seguir la Palabra de Dios deja de ser importante. 2 Samuel 12:9.
Las consecuencias del pecado pueden ser innumerables. Las tentaciones entran por los sentidos, y en el caso de David entró por los ojos y se convirtió en codicia, lujuria y finalmente en crimen. 2 Samuel 11:2, 4. Cuando no alimentamos la naturaleza espiritual dada por Cristo, la vieja naturaleza carnal comienza a crecer. Rom. 8:5, 6.
David pecó contra el hogar de Urías, 2 Samuel 11:8. Hizo pecar a Joab, convirtiéndolo en cómplice de su crimen, 2 Samuel 11:15. Entró en un estado de insensibilidad al pecado, 2 Samuel 11:25. Por el mal ejemplo, su casa, sufriría las consecuencias dentro de su familia, 2 Samuel 12:11. Su mal testimonio a los otros pueblos haría que hablen blasfemias en contra de Jehová y sería un obstáculo para dar a conocer al verdadero Dios, 2 Samuel 2:14.
Dios siempre interviene para rescatar el pecador, en su misericordia y amor por sus hijos, invita al pecador a arrepentirse y usa diferentes medios para ese fin. Dios usó al mismo Urías, el esposo de Betsabé, un soldado leal a Dios y a David como su rey en dos ocasiones, 2 Samuel 11:11, 13; y luego usó al profeta Natán, 2 Samuel 12:9.
El arrepentimiento y confesión genuinos son la clave para recibir el perdón de Dios. Mientras David estuvo sumergido en su deseo de esconder su pecado, se fue hundiendo cada vez más y más en el fango del pecado. El profeta Natán, muy sutilmente, le relató una historia que al final se aplicaba al mismo rey, y le hizo comprender cuán grande había sido su pecado, 2 Samuel 12:1 -7. Entonces David reconoció su pecado, 2 Samuel 12:13. Dios perdona el pecado, pero las consecuencias quedan, 2 Samuel 12:15, 18.
Dios ama a sus hijos y desea darles todo tipo de bendiciones, pero debemos entender que esas bendiciones son condicionales a la relación que tengamos con El y a la obediencia que tengamos como fruto de esa relación. Sus consejos y mandamientos siempre serán para el bien de sus hijos.
Dios te ayude a entender lo horrible del pecado y vivir siempre bajo la dirección de su Palabra. Que nuestros ojos estén fijos en Jesús, aprendiendo de sus enseñanzas.
Que las puertas y las ventanas del cielo se abran para ti y tu familia.