Lunes, septiembre 16 – Proverbios 1, 2
1. ¿Cuál es el principio de la sabiduría? Proverbios 1:7
2. ¿Qué efecto tiene la prosperidad sobre el necio? Proverbios 1:32
3. ¿Cuáles son las partes que participan en el pacto del matrimonio? Proverbios 2:17
Comenzamos el segundo libro de Salomón. Salomón heredó de David su talento literario y poético; pero no solo fue un gran poeta y escritor, sino que además fue un maestro de la ciencia. Además de los libros de Cantares y Proverbios dice que ”32 Compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco. 33 También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo, disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces.” 1 Reyes 4:32, 33. Sorprendente, ¿verdad? ¿Será que Salomón heredó de su padre su talento literario y de su madre su afición por las ciencias?
El libro toma el nombre de su primera palabra. Dice el Comentario Bíblico Adventista, “Salomón escribió los Proverbios en los primeros años de su reinado, cuando aún era obediente al Espíritu de Dios.” CBA Introducción, Autor
Proverbios 1:7 puede ser el resumen del libro, ”7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.”
Aunque los sabios aprecian el conocimiento, es diferente ser sabio a saber mucho. La sabiduría es saber cómo usar el conocimiento, es la ciencia de vivir. El conocimiento dice cómo guiar el carro, la sabiduría dice a donde ir. La sabiduría en el ser humano es vasija frágil, puede quebrantarse por sus puntos vulnerables. Salomón enseña, le canta y diserta sobre la sabiduría, dice unas 15 veces en el libro que, en resumen, es el temor de Jehová, o sea la reverencia, el reconocimiento de su eternidad, su majestad y grandeza. Sin este principio puede haber mucho conocimiento, pero falta la sabiduría.
Dice la sierva de Dios hablando de los proverbios, “Sus principios de diligencia, honradez, economía, temperancia y pureza, son el secreto del verdadero éxito. Estos principios, según los presenta el libro de Proverbios, constituyen un tesoro de sabiduría práctica” Ed 131.
El capítulo uno amonesta a no seguir ni dejarse engañar por los que se ponen de acuerdo o conspiran para hacer el mal. 10 Hijo mío, si los pecadores intentan engañarte,
no lo consientas. Ver 10
Condena el asechar, o tratar de manipular las cosas con motivos ulteriores. Condena “derramar sangre”, no como quien lo hace con un arma literalmente, sino como quien hiere o causa sufrimiento a otra persona. Dice que quien hace esto, lo hace contra sí mismo.
Advierte que la codicia quita la vida a sus poseedores. Ver 19
Dice que la sabiduría clama en las calles, grita en las plazas, está en los lugares de reunión. Quiere decir que no está escondida, esta accesible, quien la busca la encuentra. Es el pecado y la codicia quienes engañan, quienes causan insensates. Es el ministerio del Espíritu Santo llamarnos al temor de Jehová que es el principio de la sabiduría.
¡Qué hermosas las palabras de introducción del capítulo dos! Dios nos está hablando a través de Solomon. Nos llama tiernamente, “hijo mío”. Estas palabras son un llamado a la sabiduría. Atesoremos hoy la tierna invitación en estas palabras.
El pacto del matrimonio no es meramente un pacto con el cónyuge y con la familia, sino un pacto con Dios. Abandonar al compañero no sólo hiere la familia, sino que significa “olvidarse del pacto de su Dios”, Proverbios 2:17.
La sabiduría nos guardará de “la mujer ajena” o de “la persona ajena”, es lo mismo para hombre o mujer. La infidelidad y la impureza sexual son trampas efectivas del enemigo. “Desliza:” no sólo a la persona, sino que a “su casa”, o sea a sus hijos, “hacia la muerte” ver 18. Los hijos de la persona infiel son víctimas inocentes. Hace una advertencia severa contra la infidelidad y la impureza sexual, “19 De los que a ella se lleguen, ninguno volverá ni seguirá de nuevo los senderos de la vida.” Ver 19
Salomón quiere impresionarnos de que este es un asunto muy serio. Sin embargo, a pesar del dolor y sufrimiento que causa la infidelidad, cabe recordar que de esta situación Dios puede salvarnos.
El capítulo dos termina con una mención profética del juicio final,
21 porque los rectos habitarán la tierra
y los íntegros permanecerán en ella.
22 En cambio, los malvados serán eliminados de la tierra,
y de ella serán arrancados los prevaricadores. Vers 21, 22
Vivamos hoy en el temor de Jehová, sea la sabiduría nuestra consejera.