


Lunes, noviembre 25 – Miqueas 4, 5 – Lectura adicional, Profetas y Reyes, capítulo 27, “Acaz”
1. ¿A dónde vendrá la gente en los postreros tiempos? Miqueas 4:1
2. ¿Cómo describe el profeta la vida del pueblo de Dios en la Canaán celestial? Miqueas 4:4
3. ¿Cómo profetiza Miqueas el lugar del nacimiento de Jesús? Miqueas 5:2
Comentario y reflexión:
Después de mensajes de advertencia y condenación, Miqueas ahora ofrece un mensaje de salvación y esperanza.
“Es típico de los escritos proféticos un cambio repentino de perspectiva y contenidos. Miqueas pasa de un sombrío juicio venidero a un glorioso futuro distante. Cuando las circunstancias parecen más desesperadas y la esperanza parece un lujo que uno no se puede dar, aparece la profunda confianza en que los propósitos de Dios no pueden fracasar y nos traen las perspectivas más alentadoras en los escritos proféticos. Miqueas ofrece aquí una versión muy similar, algo más extensa, de lo que profetizó Isaías (ls 2:1-14).” La Biblia de Andrews
“No se puede determinar si Miqueas citó a Isaías o Isaías a Miqueas, si ambos citaron de una fuente anterior, o si cada uno fue directa e independientemente inspirado a escribir este pasaje. Los dos fueron contemporáneos (Miq. 1: 1; Isa. 1: 1).” CBA, Miqueas 4:1
Esta profecía en forma de promesa es “para los postreros días”. Anticipa el tiempo cuando Dios establecerá su Reino sobre todas las naciones. Entonces vendrán todas las naciones a Jerusalén buscando la Palabra de Dios. Este pasaje me hace recordar esta hermosa cita,
“Nuestro pequeño mundo es un libro de texto para el universo. El maravilloso y misericordioso propósito de Dios, el misterio del amor redentor, es el tema en el cual “desean mirar los ángeles,” y será su estudio a través de los siglos sin fin. Tanto los redimidos como los seres que nunca cayeron hallarán en la cruz de Cristo su ciencia y su canción. Se verá que la gloria que resplandece en el rostro de Jesús es la gloria del amor abnegado”. DTG 12
Esta promesa fue hecha a Israel, pero se cumplirá en la iglesia.
“Se sentará cada uno
debajo de su vid y debajo de su higuera,
y no habrá quien les infunda temor.
¡La boca de Jehová de los ejércitos ha hablado!” Miqueas 4:4
¡Qué hermoso pasaje! Ya no habrá temor, habrán pasado la inseguridad y las preocupaciones de este mundo de pecado. Así será porque Jehová ha pronunciado su Palabra, ha dicho que será así. El tema de la seguridad de su pueblo es un tema recurrente en estos dos capítulos.
¡Qué hermosa decisión la del versículo 5,
“Aunque todos los pueblos anden
cada uno en el nombre de su dios,
con todo, nosotros andaremos
en el nombre de Jehová, nuestro Dios,
eternamente y para siempre.” Miqueas 4:5
No importa lo que haga la gente, no importa cuál sea su dios, nosotros andaremos en el nombre de Jehová.
El versículo 10 predice más de 100 años antes el cautiverio de Judá. Las deportaciones del cautiverio en Judá comenzaron en el año 605 AC.
Es común en la profecía que, en medio de una predicción aplicable al tiempo mediato del profeta, aparezca un anuncio referente al Mesías o una profecía mesiánica. Tal es el caso en Miqueas 5:2, en donde Miqueas anuncia que Belén, aunque pequeña, tendría el honor de ser la ciudad natal del Mesías. Este anuncio lo hizo el profeta unos 700 años de que sucediera. En esta profecía también se menciona la divinidad y la eternidad del Mesías.
Otra vez hace la promesa y anticipa la seguridad que tendrá su pueblo en el reino del Mesías,
“Y él se levantará y los apacentará
con el poder de Jehová,
con la grandeza del nombre de Jehová, su Dios;
y morarán seguros,
porque ahora será engrandecido
hasta los confines de la tierra.
Él será nuestra paz.” Miqueas 5:4,5
El remanente de Jehová no está en un solo lugar ni en una clase de personas. El remanente de Jehová está en muchas naciones y pueblos. Este remanente es como el rocío y como la lluvia. Quiere decir que el remanente, esparcido entre las naciones, es instrumento de Dios para la bendición de los pueblos. Este Evangelio del Reino será predicado en toda nación antes del fin del tiempo.
Nuevamente, Dios expresa su desagrado por la consulta a los muertos y la adivinación. Estas cosas las usa el enemigo como trampa. También Dios se desagrada de la idolatría. La idolatría puede definirse como la adoración de lo material. En el Reino del Mesías el ser humano ya no adorará a las obras de sus manos.
Gracias a Dios por estas hermosas promesas. ¡Qué bueno que su Palabra es segura! ¡La boca de Jehová de los Ejércitos ha hablado!