


Sábado, 8 de marzo – Ezequiel 42, 43
1. ¿Desde qué dirección vino la gloria de Dios? Ezequiel 43:1, 2
2. ¿Qué vio Ezequiel llenando el templo? Ezequiel 43:5
3. ¿Dónde dijo el Señor que estaría su trono? Ezequiel 43:6, 7
Ezequiel 42 describe las cámaras designadas para los sacerdotes dentro del complejo del templo. Estas cámaras servían como lugares sagrados donde los sacerdotes podían comer de las ofrendas y guardar sus vestiduras santas. No se les permitía llevar su ropa sacerdotal al atrio exterior, ya que la santidad del templo exigía una separación entre lo sagrado y lo común.
El atrio exterior tenía barreras para garantizar que solo los puros pudieran entrar. El historiador judío Josefo menciona un muro de tres codos de alto con inscripciones que advertían a los extranjeros y a los impuros que no debían entrar bajo pena de muerte. Esto simbolizaba la exclusividad del santuario de Dios, la cual, según Efesios 2:14, fue posteriormente abolida en Cristo, eliminando la separación entre judíos y gentiles.
El capítulo también describe las dimensiones exactas del templo, que algunos creen que se refieren a un templo literal futuro. Sin embargo, muchos estudiosos interpretan estas medidas de manera simbólica, representando el establecimiento del reino espiritual de Dios en lugar de una estructura física. El gran tamaño del templo sirve como una metáfora de la expansión del reino de Dios bajo el Mesías.
Ezequiel 43 presenta el glorioso retorno de la presencia de Dios a su templo. El profeta describe la gloria de Dios entrando desde el oriente, la misma dirección por la cual se había retirado en una visión anterior. Este regreso está condicionado al arrepentimiento del pueblo y a su disposición de abandonar los pecados que provocaron la partida de Dios.
El capítulo detalla la estructura del altar y las ofrendas requeridas para su consagración. En el versículo 8, Dios expresa su desagrado porque Israel había colocado ídolos e incluso tumbas reales cerca de su templo, profanando el espacio sagrado. Jehová exige pureza en la adoración, enfatizando que, una vez que toda contaminación sea eliminada, Él volverá a morar entre su pueblo.
El propósito de Dios al mostrarle a Ezequiel el plano del templo no era solo revelar una estructura futura, sino también convencer al pueblo de sus pecados pasados. La visión del templo servía como un llamado a la santidad, recordando a Israel su responsabilidad de mantener el pacto con Dios.
La visión de Ezequiel enfatiza el orden de Dios y su atención a los detalles, destacando su papel como el Dios de las segundas oportunidades. Si Israel se hubiera arrepentido después del exilio, podrían haber visto el cumplimiento de esta visión. Sin embargo, sus continuas luchas espirituales lo impidieron.
En cambio, esta profecía encuentra su cumplimiento final en Cristo y su iglesia. El libro de Apocalipsis toma la imaginería de Ezequiel para describir la Nueva Jerusalén, donde Dios morará eternamente con su pueblo. En Apocalipsis 21:22, Juan declara: “Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.”
La restauración descrita en Ezequiel refleja la restauración espiritual mayor encontrada en Cristo. El muro divisorio entre judíos y gentiles ha sido eliminado, y el pueblo de Dios, sin importar su nacionalidad, ahora forma parte de su reino espiritual.
La visión del templo de Ezequiel ofrece tanto un mensaje histórico para Israel como un vistazo profético del plan supremo de Dios. La visión subraya la importancia de la santidad, el arrepentimiento y la fidelidad a los mandamientos de Dios.
La invitación de Dios sigue abierta: aquellos que reconocen su pecado y se vuelven a Él serán restaurados. Su deseo es morar entre su pueblo, y a través de Cristo, esta promesa se cumple.
¿Estás listo para ser parte de su reino?