


Sábado, marzo 29 – Zacarias 13, 14
1. ¿Cuál es el propósito del manantial que Dios promete abrir para su pueblo? Zacarias 13:1
2. ¿Cuál es la estrategia del enemigo como esta descrita en Zacarias 13:7?
3. ¿Dónde afirmara Jehová sus pies cuando venga la tierra a establecer su reino? Zacarias 14:4
Zacarías 12 terminó con el retorno de Israel hacia Jehová a través del Mesías, una vez rechazado, pero ahora aceptado. A través del Mesías, ahora ellos disfrutan de un manantial que trae purificación del pecado y la inmundicia.
El manantial no solamente estará abierto, sino que permanecerá abierto. La idea de que Dios es un manantial para su pueblo se encuentra frecuentemente en el Antiguo Testamento.
De acuerdo con el versículo, esta provisión es inagotable, no una cisterna ni una reserva, sino un manantial que continúa brotando. Así la provisión y la misericordia de Dios por el perdón y la justificación de nuestras almas continuamente fluye y aun se desborda.
La única cosa que puede limpiar el pecado y la inmundicia es el manantial de Dios. Es su provisión y nada más puede limpiarnos. Nuestras propias obras de reforma o restitución no pueden limpiarnos; nuestro pasado, presente u obras no pueden limpiarnos, solamente su manantial.
La idolatría y la falsa profecía eran las dos maneras principales en la cual Israel se desvió de Dios. Dios no solamente provee un manantial para la purificación, también promete quitar el manantial de inmundicia, en este caso, la idolatría y la falsa profecía. Dios promete finalmente el quitar aún la memoria de nuestro pecado.
En cuanto al hermoso pasaje de Zacarias 13:6, “Y si alguien le pregunta: “¿Qué heridas son éstas en tus manos?”, él responderá: “Las recibí en casa de mis amigos.””, dice el Comentario Bíblico Adventista:
“La pregunta acerca de esas heridas parece estar dirigida, según el contexto, al falso profeta convertido (Zac. 13: 5-6). Algunos intérpretes han aplicado este texto a Cristo, como una predicción del flagelamiento y las heridas que le infligieron los que debían haber sido sus amigos (Mat. 27: 26; Mar. 14: 65; 15: 15; Luc. 22: 63; Juan 19: 1, 17- 18). Pero esto tiene que hacerse mediante una aplicación secundaria, o haciendo una separación después de Zac. 13: 5 y relacionando el vers. 6 y con el vers. 7, que es una clara profecía acerca de Cristo (Mat. 26: 31).” CBA, Zacarias 13:6
En 13:7 el enemigo hiere al Pastor y la nación es dispersada. En el contexto, y especialmente a la luz de la cita de este mensaje en Mateo 26:31, entendemos que el pastor es Jesús, el Mesías, y es Dios mismo, el Padre, quien llama que el Pastor sea herido.
Zacarías expresa un pensamiento también se encuentra en Isaías 53:10: “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento”. Los profetas Isaías y Zacarías gloriosa y enfáticamente, declaran que el sufrimiento del Siervo del Señor fue ordenado por Jehová con el propósito de salvar.
Jesús no fue la víctima de las circunstancias o de estar a la merced de un poder político o militar. Fue la obra planeada y ordenada de Jehová, profetizado por Isaías cientos de años antes de que pasara. Esta fue la victoria de Dios, no el triunfo de Satanás o del hombre.
Como Pablo lo dice en 2 Corintios 5:19, que “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo”. El Padre y el Hijo trabajaron juntos en la cruz. Aunque Jesús fue tratado como si él fuera el enemigo de Dios, y no lo era. Aun cuando Jesús fue castigado como si fuera un pecador, él estaba realizando un servicio a favor del Padre y cumpliendo su propósito.
La antigua palabra hebrea para “compañero mío” es utilizada en Levítico 6:2 y 18:20 y se refiere a “alguien cercano.” Esto describe a alguien que es más que un amigo de Jehová; este “Pastor” mora lado a lado de Jehová, es su igual.
El capítulo 14 es una descripción de los acontecimientos relacionados con la segunda venida del Mesías, de cómo habría sido ese suceso espectacular si los israelitas que volvieron del cautiverio hubieran cumplido con su destino (ver 32).
Como se apartaron vez tras vez de sus elevados privilegios, y finalmente rechazaron al Mesías (Hech. 3: 13-15), Dios se apartó de ellos. Ahora él lleva a cabo sus propósitos mediante la iglesia.
El propósito de la bendición divina sobre Israel era dar una demostración de lo que Dios estaba dispuesto a hacer por todas las naciones.
Intimidados por los sucesos recientes y seguros de la buena disposición de Dios para aceptar el culto de todos los hombres, los sobrevivientes de las naciones atacantes buscarían al Dios de Israel y subirían año tras año para rendir culto en Jerusalén.
Que tengas un día muy bendecido.