


Sabbath, August 2 – Hebrews 9, 10
1. Why was Christ’s sacrifice superior to the animal sacrifices of the Old Covenant?
Hebrews 9:11–14
2. How should believers respond to Christ’s finished work on the cross? Hebrews 10:19–25
3. What warning is given to those who reject the grace found in Christ? Hebrews 10:26–31
Hebreos 9 comienza contrastando el tabernáculo terrenal del Antiguo Pacto y sus sacrificios limitados con el ministerio celestial superior de Cristo. El capítulo enfatiza que, bajo el Antiguo Pacto, eran necesarios sacrificios repetidos, porque no podían limpiar la conciencia del pecador (Heb. 9:9).
En contraste, Jesús entró en el santuario celestial, más grande y perfecto, ofreciendo Su sangre una sola vez para siempre, asegurando la redención eterna (Heb. 9:11, 12). Su sangre limpia no solo el cuerpo, sino la conciencia (Heb. 9:14).
Una sección desafiante pero importante se encuentra en Hebreos 9:15–22, donde el autor explica que un testamento (o pacto) solo entra en vigor mediante la muerte. Por eso, la muerte de Cristo fue necesaria para inaugurar el Nuevo Pacto, así como el primer pacto se puso en vigor con sangre. Esto subraya el tema bíblico de que “sin derramamiento de sangre no hay perdón” (Heb. 9:22).
Hebreos 10 continúa con este tema, declarando que la ley era solo una sombra de los bienes venideros, no la realidad misma (Heb. 10:1). Los sacrificios repetidos de animales en el Antiguo Pacto eran un recordatorio del pecado, no una solución permanente (Heb. 10:3, 4). Pero la obediencia de Jesús a la voluntad de Dios y Su sacrificio único para siempre santifican completamente a los creyentes (Heb. 10:10, 14).
El capítulo pasa a una aplicación práctica en los versículos 19–25, animando a los creyentes a acercarse a Dios con plena certeza de fe, mantener firme la esperanza sin fluctuar y motivarse mutuamente al amor y a las buenas obras. Este hermoso pasaje refleja la vida en comunidad y la respuesta de fe que sigue a la obra expiatoria de Cristo.
El capítulo termina con palabras solemnes de advertencia contra continuar en pecado deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad (Heb. 10:26–31) y el justo juicio de Dios. Sin embargo, cierra con una nota de ánimo: un recordatorio de perseverar, recordando la fidelidad pasada y viviendo por fe hasta que Cristo venga (Heb. 10:35–39).
Estos capítulos nos recuerdan que la religión sin relación se queda corta. Dios no desea rituales vacíos; Él desea corazones transformados por el poder del sacrificio de Cristo. Gracias a Jesús, ya no cargamos con culpa ni vergüenza. Nuestra conciencia está limpia, nuestro estatus está asegurado y nuestro futuro es brillante.
En momentos en que nos sentimos indignos o tentados a volver a la dependencia en las obras, Hebreos 9 y 10 nos vuelven gentilmente, pero con firmeza, la mirada hacia la obra consumada de Cristo. Se nos anima no solo a creer, sino a vivir con valentía nuestra fe, animándonos mutuamente, congregándonos fielmente y perseverando en la esperanza.
Que el Dios de toda gracia, quien te ha hecho santo mediante el perfecto sacrificio de Jesucristo, te dé confianza para acercarte a Él hoy. Que tu conciencia sea purificada, tu fe fortalecida y tu corazón impulsado a amar y servir a otros. Y mientras esperas Su regreso, que te mantengas firme en la esperanza que profesas, porque fiel es el que prometió. Amén.