Preguntas de estudio:
1. Dios prohibió a su pueblo marcar sus cuerpos, cortarse la piel o raparse a causa de muertos, como lo hacían los paganos que les rodeaban, ¿por qué razón? Deuteronomio 14:2
2. ¿Tendrá esto que ver con la práctica tan generalizada hoy del tatuaje? Al fin y al cabo, ya no estamos bajo la ley ceremonial…. ¿qué te parece?
Comentario y reflexión:
Algunos cuestionan que Dios permitiera al pueblo de Israel cosas que hoy se nos prohíben, y aún peor, desean aplicar lo permisivo a sus prácticas de hoy. Nosotros actualmente, mediante Cristo tenemos mucha más luz que aquellos; se espera que seamos más maduros. Las indulgencias a aquellos, además de sus errores, no deben ser vistos como puertas abiertas a complacer nuestros deseos pecaminosos.
En el texto de hoy se nos habla de “la sidra y el vino” que ellos consumían. No faltarán los que aseguren que estos productos eran sin fermentación, pero la realidad era que sí eran fermentados, ¡y ellos los consumían! Solo había un vino que no era fermentado, el que se menciona por el nombre de “mosto” (ver Deut. 7:13), aunque la gente, el Día del Pentecostés acusó a los discípulos de borrachos por estar “llenos de mosto” (Hechos 2:13).
¿Cómo es posible? Los defensores del mensaje pro-salud podrían estar preocupados. ¡No, mis amados! Tengamos en cuenta cuán especiales somos nosotros hoy, al darnos el Señor mayores instrucciones para cuidar de nuestros cuerpos, como la iglesia del Nuevo Testamento y del tiempo del fin.
La verdad es que la Biblia no anda con tapujos al narrar lo bueno y lo malo que hicieron los antiguos. Es por eso que habla sin vueltas de la borrachera de Noé así como de sus tristes resultados. ¡Seamos sabios y aprendamos!
También se nos habla de la práctica de la esclavitud. Esto era muy generalizado, tanto en los tiempos del Antiguo como del Nuevo Testamento. Al parecer, Dios se preocupó porque tratara bien a los esclavos, a diferencia de los pueblos paganos. La esclavitud, según la ley de Moisés, era una solución para los israelitas estrangulados por las deudas. Podía un israelita someterse a la esclavitud a aquella persona a la cual debía; lo podía hacer por iniciativa propia o por orden del juez. Trabajaría para su acreedor por la mitad del sueldo que él pagaría a un empleado regular. Pero… ¡aquí viene la diferencia! Primeramente: No sería esclavo para siempre; trabajaría solo seis años, pues al séptimo, sería dejado libre. Pero no solo eso, el que lo esclavizó no lo dejaría ir “con las manos vacías” (Deut. 15:13, 14). ¡Qué bueno fuera que algo así se haga para los esclavos actuales: ¡los de las tarjetas de crédito!
Otra ley de entonces era la del divorcio. Según la cultura machista de aquel tiempo, si a una mujer se le quemaba la comida, el esposo podía repudiarla. ¡Ja! Hoy día, si el hombre se queja porque a su esposa se le queman los frijoles, o las habichuelas, ella le puede decir: “¡Qué va, Francisco, la próxima vez, cocinas tú!” (Esto es una broma… ¿o no?).
Los pueblos paganos de la antigüedad repudiaban a sus esposas por cualquier cosa y estas tenían que salir sin nada, pero la ley de Moisés creó una revolución positiva en las leyes sociales. Según la ley, el esposo debía darle “carta de divorcio”. Esto significaba que ella recibiría una porción de su dote para empezar su nueva vida. Jesús explicó que esta ley no aplica hoy en su iglesia. (Mateo 19:3-9).
Bien, solo quería enfatizar que estas cosas, aparentemente ventajosas para Israel en la antigüedad, hoy no nos son permitidas como pueblo más privilegiado por tener a Jesús como nuestro Salvador, bajo un Nuevo Pacto.
¡Les deseo éxito en su estudio de hoy!
Pastor Rolando de los Rios