Comentario y reflexión:
Hay pasajes difÃciles en las Escrituras que nos sacuden y nos hacen prestar atención. La lectura de hoy de Números 26, 27 revela una nación, el pueblo llamado por Dios, que se recupera de una crisis moral nacional a raÃz de la plaga que arrastró a algunos lÃderes debido a su sorprendente y horrible permisividad espiritual en relación con la adoración a Baal. Veinticuatro mil que se habÃan rebelado ahora estaban muertos.
Ahora, Jehová mandó a Moisés y a Eleazar, hijo de Aarón, a tomar un censo de todo Israel todos los hombres de veinte años arriba, quienes habrÃan de ser capaces de formar un ejército. Asà que se realizó un censo de cada clan, y leemos los resultados en Números 26. Ninguno de los contados era de la generación que se rebeló en el Jordán años antes, cuando la nación les creyó a los espÃas que cruzaron para explorar la Tierra Prometida. Sin embargo, los bebés menores de un mes no experimentaron el destino de aquella generación incrédula y ahora eran bien recibidos para ser contados en el censo, incluyendo a dos soldados muy especiales. ¿Quiénes eran? Eran “Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun”. Estos dos hombres permanecieron fieles a las promesas de Dios cuando los espÃas sembraron dudas y miedo. Dios cumplió su promesa de que ninguno de la generación anterior verÃa la Tierra Prometida debido a su incredulidad en la gracia de Dios, su misericordia y poder para salvarlos de sus enemigos.
Pero ¿por qué un censo? Es necesario un estudio adicional. En relación con nosotros, notemos que para Dios es muy importante que todos en Su pueblo sean valorados e incluidos. Todos en Su pueblo deben prepararse para el futuro cruce hacia la Tierra Prometida. Jehová nos está diciendo que no quiere que ninguno se pierda. Además, Israel necesitará un ejército organizado a medida que recuperen posesión de la tierra de sus comienzos. Hay un tiempo de llanto por aquellos que se rebelaron. Sin embargo, hay un tiempo para regocijarse de que Dios no ha abandonado su herencia y fortalecerá a la comunidad de creyentes para seguir adelante.
En Números 27 hay dos relatos sustanciales. El primero revela la justicia de Dios y su pueblo cuando las hijas de Zelofehad vinieron a Moisés con un pedido. Siendo que los hombres de su clan habÃan muerto, no habÃa un nombre oficial mediante con el cual pudieran “heredar la tierra”. La solicitud la hicieron frente a toda la asamblea. Wow! Fueron respetuosas pero audaces en su solicitud. Aunque Moisés era juez en Israel, llevó este asunto a Jehová. En palabras de hoy, podrÃa haber dicho: “esto está muy por encima de mi categorÃa”. Su solicitud fue concedida.
El segundo relato es el llamado y unción de Josué a comenzar a asumir algunas de las responsabilidades de Moisés. Moisés subió a la montaña otra vez para encontrarse con Jehová y oró de esta manera, “Ponga Jehová, Dios de los espÃritus de toda carne, un varón sobre la congregación, que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor”, Números 27:16,17. Jehová eligió a Josué, entonces Moises “puso sobre él sus manos, y le dio el cargo, como Jehová habÃa mandado por mano de Moisés,” ver. 23.
Estos dos capÃtulos llaman nuestra atención a cuatro problemas principales: pecado y juicio, la formación de un ejército, justicia entre familias y el llamado y la comisión de un lÃder. Cada relato merece consideración. Consideremos una pregunta sobre cada relato.
1. ¿Soy parte del remanente que permanecerá fiel al Señor, evitando el pecado y la rebelión?
2. ¿Estoy dispuesto a ser contado para los propósitos sagrados de Dios y prepararme para entrar en la tierra prometida?
3. ¿Estoy dispuesto a ayudar a otros en asuntos de justicia en mi comunidad?
4. ¿Estoy dispuesto a ser llamado por Dios para Sus propósitos?
Que Jehová te bendiga y te guarde.