Preguntas de estudio:
1. ¿Crees que las enfermedades y dolencias que experimenta hoy el pueblo de Dios son el resultado de maldiciones? Juan 9:1-3
2. ¿Cómo se relaciona la pregunta número uno con la experiencia de Job? Job 1:8
3. ¿Cómo podemos obedecer los mandamientos de Dios hoy para evitar las maldiciones mencionadas en Deuteronomio? Juan 15:5
Comentario y reflexión:
En Deuteronomio 28 y 29, cuando Moisés se acerca al final de su vida, comparte con el pueblo de Dios las opciones de obedecer y desobedecer a Dios. Vivir una vida de obediencia a Dios hará que nuestras copas de bendición rebosen. Pero una vida de desobediencia traerá maldiciones en la misma proporción. Los comentaristas bÃblicos se refieren a la enseñanza de Deuteronomio 28 y 29 como “TeologÃa Deuteronomista”, que puede resumirse asÃ, “obedece los mandamientos de Dios y serás bendecido; desobedécelos y serás maldecido”.
Esto parece ser una simplificación exagerada de la realidad. ¿Acaso nos suceden cosas malas sólo porque hemos desobedecido a Dios? El libro de Job nos dice que Job sufrió algunas de las mismas cosas enumeradas en nuestra lectura porque él “era intachable y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1, 8). La realidad es que ninguno de nosotros está totalmente libre de los ataques del maligno, por justos que seamos. Al mismo tiempo, la desobediencia puede traernos dificultades y causar mucho dolor a nosotros mismos y a otros a nuestro alrededor. En algunos casos las palabras de Moisés fueron proféticas, Israel experimentó las maldiciones mencionadas en Deuteronomio 28 y 29 por su desobediencia. (comparar Deut. 28:20-44 con 2 Reyes 24–25).
La pregunta para nosotros es, ¿podemos vivir realmente en plena obediencia a los mandamientos de Dios para evitar ser maldecidos? ¿Tenemos la capacidad de hacerlo? ¿O es nuestra experiencia como la que describe el apóstol Pablo en Romanos 7:18, “18 Y yo sé que en mÃ, esto es, en mi carne, no habita el bien, porque el querer el bien está en mÃ, pero no el hacerlo.” Si te parece imposible vivir una vida de plena obediencia a Dios; si parece imposible evitar las maldiciones descritas en Deuteronomio, el apóstol Pablo tiene buenas noticias en el libro de Gálatas. Allà nos dice que “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo aquel que es colgado en un madero)” (Gálatas 3:13 RVR1960).
Porque Jesús tomó sobre sà todas las maldiciones que nos corresponden a causa de nuestra desobediencia, por fe en Él podemos recibir las bendiciones de Su obediencia, y al final la bendición de la vida eterna. Aunque caminemos fielmente con Dios, estamos sujetos a sufrimientos; podemos sufrir enfermedades y dolencias, pero no estamos maldecidos. ¡Él se hizo maldición por nosotros! Y si en nuestra debilidad tropezamos, Él puede guardarnos de caer. ¡Oh, gracias, Jesús, por hacer por nosotros lo que no podemos hacer por nosotros mismos!
Es mi oración que, por fe en Él, permitas que Jesús te cubra con Su justicia hoy y que recibas las bendiciones que Él ha preparado especialmente para ti.