


Martes, 9 de abril – Deuteronomio 4, 5 – Lectura adicional, Patriarcas y Profetas, CapÃtulo 42, “La repetición de la ley”
1. ¿Cuántas tribus recibieron herencia al otro lado del Jordán? Números 34:13
2. ¿Quiénes repartieron estas tierras por herencia? Números 34:16-18
3. ¿Cuál era el propósito de las ciudades de refugio? Números 35:9
4. ¿Un testigo era suficiente para condenar un homicida? Números 35:30
La profunda declaración de Dios, en privado a Moisés, es repetida públicamente por Moisés al pueblo. En Deuteronomio 3:24-27, Moisés suplicó y esperó un cambio de decisión (PP 426). ¡No fue asÃ! La consecuencia de su pecado no fue modificada por el perdón. Aunque seamos perdonados de una acción del pasado, sus consecuencias permanecen. Un conductor ebrio que causa la muerte de un padre puede ser perdonado, pero aún puede quedar relegado a una silla de ruedas por el resto de su vida. Sin embargo, Dios permitió que Moisés tuviera una vista panorámica desde la cima de Pisga con sus “propios ojos” (3:27). Moisés quiso compartir un anticipo de la gloria de la tierra prometida, mezclado con decepción, con el mismo pueblo cuya obstinación pudo haber contribuido a su muerte. Imagina cómo se sintió Moisés, pero su responsabilidad era animar a los santos a continuar su marcha a la promesa, ahora sin él. Somos llamados a un servicio mayor a nosotros.