


Sábado, 10 de agosto – 2 Samuel 18, Salmo 26 – Lectura adicional, Patriarcas y Profetas, capítulo 72, “La Rebelión de Absalón”
1. Como padre o madre, ¿cuál debería ser tu actitud hacia un hijo rebelde? (2 Samuel 18:5)
2. Si estamos genuinamente comprometidos con Dios, podemos enfrentarnos a la oposición y al interrogatorio (Salmo 26).
3. ¿Alguna vez has dado la noticia a un familiar de que un ser querido ha muerto? ¿Cómo reaccionó esta persona? (2 Samuel 18:33)
Comentario y reflexión:
El contexto en el pasaje anterior es que los ejércitos de David y de su hijo Absalón se enfrentaron, resultando en la muerte de Absalón y el luto de David por su hijo.
Absalón intentaba apoderarse del trono de David. Absalón no consideró contra quién estaba luchando en su ambición, y haría cualquier cosa para quitarle el trono a su padre. A pesar de la rebelión de Absalón contra su padre, David amaba a su hijo (2 Samuel 18:5, 33) e instruyó a los oficiales de su ejército para que fueran amables y trataran a Absalón con cuidado en caso de encontrarlo en la batalla.
El ejército de Absalón perdió la batalla, y veinte mil de sus hombres murieron, y Absalón tambien. La batalla había terminado. Ahora, la noticia más significativa y triste era que el hijo del rey había muerto. El comandante de David, Joab, pidió a su mensajero preferido, un hombre de Cus (un cusita), que fuera a contarle a David la triste noticia. Dar la noticia sobre la muerte de un ser querido a un familiar no es un trabajo fácil. Me ha tocado hacerlo varias veces. Es necesario estar preparado para diferentes tipos de reacciones. A veces, el ser querido se enoja con el mensajero por traer tal noticia.
El mensajero partió siguiendo la orden de Joab. Corrió, cruzando montañas, valles y llanuras. Necesitaba llevar la triste pero importante noticia de que el hijo del rey había muerto.
¿No es este nuestro mensaje hoy en día? Sí, lo es. Al igual que el cusita, también somos mensajeros. Necesitamos cruzar montañas, valles y llanuras, llevando el mensaje de que el Hijo ha muerto. Creo que nuestro mensaje va más allá del mensaje del hombre cusita. Nuestro mensaje no es solo que el Hijo ha muerto, sino que el Hijo resucitó, está vivo hoy y volverá muy pronto para llevarnos a casa. Es un mensaje de salvación y esperanza para un mundo hambriento de escuchar las buenas nuevas sobre Jesús.
La muerte parece ser el final del camino, la máxima debilidad. Sigue siendo una noticia desafortunada. La resurrección del Hijo convierte la mala noticia en buena. Él nos salvará de la condenación eterna si confiamos en Él como nuestro Salvador. Dios el Padre, en Su sabiduría, hizo de este triste y vergonzoso evento de la muerte de Su Hijo el centro de nuestro mensaje de salvación para todos los que creen en Él. El mensaje sobre la muerte y resurrección del Hijo es el mismo poder de Dios. (1 Cor. 1:18)
Que el Padre nos capacite aún más para proclamar las buenas nuevas de salvación que encontramos en el Hijo, que estaba muerto, pero que ahora vive. ¡Alabado sea!