


Domingo, agosto 4 – 2 Samuel 13, Salmo 122 – Lectura adicional, Patriarcas y Profetas capítulo 72, “La rebelión de Absalón”
1. ¿Cuál es la diferencia entre Jonadab y un buen amigo? 2 Samuel 13:3-5
2. ¿Cómo es bendecida la Casa de Jehová cuando buscamos el bien de los demás? Salmos 122:9
Comentario y reflexión:
La semilla del pecado de David estaba comenzando a dar frutos amargos. Es digno de notar que los pecados de la carne, los pecados contra la familia, aunque sean perdonados pueden dejar una secuela de consecuencias amargas. Veamos la nota interesante del Comentario Bíblico Adventista en la introducción a 2 de Samuel 13.
“La serie de relatos que siguen (caps. 13 a 21) es una relación de las desgracias que sobrevinieron a David después de su pecado. En Crónicas, donde no se menciona el pecado de David, tampoco se describen esas calamidades. Después de su adulterio con Betsabé y su asesinato de Urías, David se transformó en otro hombre. Había perdido mucho de su anterior confianza propia y tampoco regía completamente su reino. El pueblo no le tenía más confianza implícita, y por eso hacía oídos sordos a sus admoniciones acerca de los resultados de la rectitud o los males de las transgresiones. Cuando veía a otros proceder según su mal ejemplo, le resultaba difícil reprenderlos. Sus mismos hijos rehusaban obedecerle y ya no respetaban sus consejos. Donde antes había sido fuerte y valiente, ahora se sentía débil y vacilante. Una sensación de vergüenza pendía constantemente sobre él. Los capítulos siguientes describen la sucesión de hechos que a lo menos en parte fueron una consecuencia de la transgresión de David.” CBA, 2 Samuel 13:1
Estremece pensar cuántos buenos hombres de Dios fallaron en la difícil tarea de criar a sus hijos, Aarón, Elí, Samuel, David. Digo esto a manera de reflexión, no como juicio, ¡Dios tenga misericordia de mí y de los míos! Parece que la permisividad mezclada con abundancia puede producir un ambiente que se presta para corromper a los hijos.
El joven Amnón sufrió un caso de infatuación de libro de texto. La infatuación se parece al amor, pero es una falsificación peligrosa, le puede suceder a cualquiera, todos debemos cuidarnos de ella. Es un “catarro emocional” que si no se cuida puede convertirse en “neumonía”. Como en este caso, puede producir la muerte del paciente. Los síntomas se confunden con el amor. Produce un deseo fuerte de estar con la persona “amada”, se piensa a la persona todo el tiempo, quita el sueño y los deseos de comer, se puede perder peso, nubla el juicio y cuando se encuentra con la persona se siente unas cosquillas en el vientre.
La mayor diferencia entre la infatuación y el amor es que una vez satisfecho el deseo de estar con la persona objeto, se pierde rápidamente el interés en ella. El amor es fuerte y duradero, la infatuación se va tan rápido como vino. La persona infatuada está dispuesta a hacer cualquier cosa por estar con el objeto de su infatuación, aun quebrantar la ley y hacerle daño a su familia. El amor no pierde la visión, cuida a la persona amada, esta dispuesto a esperar, quiere hacer las cosas bien. “No hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Corintios 13:5-7
Esta cita de Patriarcas y Profetas explica de una manera clara cómo ocurre el castigo de Dios en las consecuencias del pecado.
“David había descuidado su obligación de castigar el crimen de Amnón, y a causa de la infidelidad del rey y padre, y por la impenitencia del hijo, el Señor permitió que los acontecimientos siguieran su curso natural, y no refrenó a Absalón. Cuando los padres o los gobernantes descuidan su deber de castigar la iniquidad, Dios mismo toma el caso en sus manos. Su poder refrenador se desvía hasta cierta medida de los instrumentos del mal, de modo que se produzca una serie de circunstancias que castigue al pecado con el pecado.” PP 720
En el Salmo 122 David pide que oren por la paz de Jerusalén, por la paz dentro de sus muros, por el descanso en sus palacios. En estos momentos, especialmente, David y su capital necesitaban las oraciones. Aún hoy es un buen día para orar por la paz de Jerusalén.
“EL Sal. 122 es otro de los salmos de los peregrinos. Es una expresión de gozo por tener el privilegio de subir a Jerusalén para adorar a Jehová.” CBA, Introducción al Salmo 122
Alégrate esta semana con los que van a la Casa de Jehová.