


Martes, agosto 6 – Salmos 3, 4
1. ¿Cuándo escribió David los Salmos 3 y 4? Salmos 3, sobrescrito
2. ¿Cómo se sentía David cuando escribió el Salmo 3? Salmos 3:6
3. Repite esta noche antes de dormir la oración de Salmos 4:8.
Comentario y reflexión:
“Habla a tu Dios de mañana, háblale al mediodía, habla a tu Dios en la noche, prepara tu corazón.”
El Salmo 3 es una oración matutina. ¿Qué circunstancias llevaron a David a escribir el Salmo 3? El 2 Samuel capítulo 15 nos da una idea.
El profeta Natán había predicho la tragedia que le sucedería a su familia. Cuatro de sus hijos caerían y Absalón lo traicionaría. Es muy triste encontrar la traición en tu propia familia. Pero así le sucedió al rey David. Después de su pecado, no pudo disciplinar a su familia. Muy similar a la caída de Satanás, porque su corazón se enalteció a causa de su belleza (Ezequiel 28:17), Absalón se obsesionó con su belleza y popularidad. 2 Samuel 15:6 dice: “Absalón se robaba el corazón de los hombres de Israel.” Ahora, con un ejército de más de 20,000, la conspiración y rebelión de Absalón se convirtieron en tal peligro que David se vio obligado a huir con solo 600 hombres leales, pero bien entrenados.
David, advertido por su consejero de confianza, Husai, de que debía huir, ahora sabía que debía cruzar el río Jordán rápido en condiciones peligrosas, con mujeres y niños en medio de la noche. El Salmo 3 es su canción y testimonio de que mantuvo su corazón en Dios en la hora de su prueba más oscura. Los versículos 1-4 dicen: “¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria y el que levanta mi cabeza. Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo.”
David había encontrado paz en Dios, tanta paz que pudo dormir. El versículo 5 dice: “Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba.” David sabía que Dios estaba con él. En el versículo 6, dice: “No temeré ni a una gran multitud que ponga sitio contra mí.” Sabía que Dios lo estaba protegiendo. Clamó a Dios en el versículo 7: “¡Levántate, Jehová! ¡Sálvame, Dios mío! Tú heriste en la mejilla a todos mis enemigos; los dientes de los perversos rompiste.” Luego concluye en el versículo 8 con estas palabras: “La salvación es de Jehová. ¡Sobre tu pueblo sea tu bendición!” Pronuncia una bendición sobre su pueblo, incluso sobre aquellos que no le habían sido leales.
¿Nos hemos encontrado en la situación de David de una forma u otra? ¿No nos han llevado nuestros pecados a algunas de nuestras horas más oscuras? Pero nosotros, como David, podemos encontrar paz sabiendo que Jehová es nuestro escudo. Él nos escucha. Podemos dormir tranquilamente porque Él nos sostiene. No necesitamos tener miedo. Él es nuestra salvación. Su bendición es sobre nosotros. Que su alabanza sea nuestra oración cada mañana.
El Salmo 4 es una oración vespertina. ¿Qué bendición había recibido David para decir en el versículo 3: “Jehová oirá cuando yo a él clame?
David se está preparando para cruzar el Jordán, y sabe que Dios lo protegerá a él y a su compañía de sus enemigos durante la noche. En el versículo 1, dice: “Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar.”
Ahora habla con sus enemigos como si estuvieran presente, porque sabe que no pueden prevalecer incluso si han intentado convertir su gloria en vergüenza y continúan buscando lo que es vano y falso. Dios lo ha llamado para un propósito especial, y sabe que Él lo escuchará. Luego dice que no pequemos, y que meditemos y hagamos lo correcto y pongamos nuestra confianza en Dios, y no en las cosas de este mundo, porque Dios ha puesto alegría en nuestros corazones, más allá de cualquier cosa que el mundo pueda darnos, versículos 4-7. Él está en paz a través de su prueba más oscura. “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado,” versículo 8. David nos llama a meditar en este pensamiento, porque Dios está con nosotros, al igual que estuvo con David. Él nos escuchará. Cualquiera que sea nuestra situación, podemos acostarnos y dormir en paz. Solo Jehová es nuestro refugio. Él nos mantendrá a salvo. Él ha puesto alegría en nuestros corazones. Que su alabanza sea nuestra oración en la noche.
¿Cantarías conmigo? “Habla a tu Dios de mañana, háblale al mediodía, habla a tu Dios en la noche, prepara tu corazón.”