


Domingo, diciembre 15 – Isaías 28, 29
1. ¿Qué sucede cuando los líderes y el pueblo ponen la autosuficiencia sobre la dirección de Dios? (Isaías 28:1-3)
2. ¿Cómo responde Dios a la necesidad de seguridad de Israel y qué proporciona como fundamento? (Isaías 28:16)
3. ¿Qué busca Dios en la adoración más que palabras? ¿Cómo podemos honrarlo con nuestro corazón? (Isaías 29:13)
Comentario y reflexión:
Temas clave en los capítulos de hoy:
- Juicio por el orgullo y la autosuficiencia (Isaías 28:1-13): En Isaías 28, encontramos una vívida descripción de los líderes de Israel, intoxicados por su orgullo y autosuficiencia. La “corona de soberbia” (Isaías 28:1) simboliza su confianza mal dirigida, al poner su fe en la sabiduría humana y las riquezas materiales en lugar de Dios. Como escribe Elena de White: “El orgullo y la exaltación propia son una ofensa a Dios; ‘La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada’” (Elena G. de White, Patriarcas y Profetas, p. 48).
- El fundamento seguro: Confiar en la piedra angular de Dios (Isaías 28:16): En respuesta al fundamento inestable de Israel, Dios promete una piedra angular estable, un símbolo de Su seguridad y fortaleza. Esta piedra angular, que los cristianos posteriormente identifican como Cristo, ofrece un fundamento seguro para cualquiera que confíe en Él. “En la presencia de Dios y de todos los seres celestiales, en la presencia del invisible ejército del infierno, Cristo fundó su iglesia sobre la Roca viva. Esa Roca es él mismo—su propio cuerpo quebrantado y herido por nosotros.” (Elena G. de White, El Deseado de Todas las Gentes, p. 376).
- Adoración sincera: Más allá de rituales vacíos (Isaías 29:13): En el capítulo 29, Dios dirige Su atención a Jerusalén (referida como “Ariel”), condenando la vacuidad de su adoración. Lo honran con sus labios, pero sus corazones están lejos de Él (Isaías 29:13). Esta reprensión nos recuerda que Dios valora más la postura de nuestro corazón que la formalidad de nuestras palabras o rituales. Elena de White resalta este principio: “No es la fuerza de tu fe, sino la sencillez de la fe que te lleva a confiar plenamente en Cristo, lo que te hace completo en Él” (El Camino a Cristo, p. 52).
El reproche de Isaías a los líderes en el capítulo 28 resalta un principio espiritual profundo: confiar en la sabiduría y la fuerza humanas puede llevarnos fácilmente al error y la ceguera espiritual. Cuando nos consume el orgullo, corremos el riesgo de cerrar nuestro corazón a la dirección de Dios. Este capítulo sirve como advertencia contra la complacencia espiritual. Los líderes de Israel habían rechazado la sencillez del mensaje de Dios, burlándose de Su palabra, a la que consideraban “mandato tras mandato, línea tras línea” (Isaías 28:10). Su actitud burlona refleja un corazón resistente a la corrección, un lugar peligroso para cualquier creyente.
Sin embargo, en medio del juicio, Dios ofrece esperanza. La “piedra angular” en Isaías 28:16 señala el fundamento que Él ha establecido para Su pueblo, un fundamento que no puede ser sacudido. Esta profecía se cumple finalmente en Cristo, la principal piedra angular (Efesios 2:20), que nos ofrece un lugar seguro donde anclar nuestras vidas. “No hay otro fundamento sobre el cual podamos edificar. Debemos aferrarnos a Cristo; debemos estar arraigados y cimentados en Él” (Elena G. de White, Nuestra Elevada Vocación, p. 85). Cuando nuestra confianza está en Dios, recibimos una fuerza que trasciende las limitaciones humanas y se convierte en escudo contra las incertidumbres de la vida.
En Isaías 29, Dios llama la atención sobre la adoración vacía de Jerusalén, revelando que espera algo más que actos externos; anhela corazones completamente devotos a Él. Este contraste entre el corazón y los ritos nos enseña hoy, ya que a menudo caemos en rutinas que carecen de profundidad espiritual. La reprensión de Dios nos recuerda que la adoración no se trata de los actos correctos, sino de una conexión genuina. Elena de White nos exhorta: “La verdadera adoración consiste en trabajar juntamente con Cristo. La oración, la exhortación y las palabras son frutos baratos, que con frecuencia se atan artificialmente, pero los frutos que se manifiestan en buenas obras, en el cuidado de los necesitados y desvalidos, son frutos genuinos” (Testimonios para la Iglesia, Tomo 2, p. 24). Dios desea una fe activa que refleje Su carácter, amando a otros como Él nos ha amado.
Mi oración para hoy: Que Dios te bendiga con humildad y una confianza inquebrantable en Sus promesas. Que Su Palabra sea tu fundamento, guiándote en cada paso. Que tu corazón se acerque a Él en adoración sincera, y que Su paz y fortaleza sean tu porción. Ve hoy con un espíritu de humildad y un corazón completamente entregado a Él. Amén.