Preguntas de estudio:
1. ¿De qué forma gráfica describe el profeta las escenas de la batalla contra Nínive? (Nahún 2:3).
2. ¿Con qué poderoso animal compara al poder de Asiria y cuál sería su final? (Nahún 2:11-13).
3. ¿De qué estaba llena la ciudad de Nínive? (Nahún 3:1).
4. ¿A qué insectos se compara a los soldados y príncipes de Asiria? (Nahún 3:15-17).
Comentario y reflexión:
El corto libro del profeta Nahún contiene el mensaje del Señor contra Nínive, la capital asiria y enemiga del pueblo de Dios. En efecto, Nahún viene a completar esa obra de amonestación siguiendo los pasos de su colega Jonás.
Como bien podemos recordar, Jonás viajó a Nínive a regañadientes. Creo que Dios permitió que se incluyera su libro en el canon sagrado para demostrar de lo que es capaz de hacer la misericordia divina para los que se arrepienten. Eso fue lo que el rey de esta ciudad pagana hizo; se arrepintió de corazón y dio la orden para que su pueblo, así como sus animales, fueran cubiertos de ropa de aflicción. El resultado, para asombro de aquel profeta, fue que Dios les perdonó entonces.
Desafortunadamente, con el paso de los años, Nínive se olvidó del Dios y regresó a su idolatría y ataques a Judá. Según fue predicho por el profeta Isaías (Isaías 37:21-38), los asirios fueron derrotados en Judá, pero su destrucción final estaba aún en el futuro. Fue entonces cuando el profeta Nahún aparece en escena. Todo su libro está dedicado a amonestar a esa nación pagana, sin resultados. Finalmente, Nínive fue atacada y vencida por Nabopolazar, rey de los babilonios y padre de Nabucodonosor en el año 612 a.C. Esto ocurrió unos 30 años después de que Nahún profiriera las profecías registradas en el libro de su nombre.
La descripción de los escudos enrojecidos y los vestidos de los soldados “de grana” (rojos) ilustra poéticamente la epopeya de la victoria sobre Nínive, el rojo de la sangre de los enemigos vencidos.
Describe el tránsito de los carros de guerra por las calles y las plazas como antorchas encendidas y dice que corren como relámpagos (Nahún 2:4). Recuerdo cuando leí uno de los libros más antiguos de nuestra denominación en que el autor aplicaba este texto como una previsión profética de las actuales autopistas con el tráfico de miles de automóviles. Creo que esta sería una aplicación secundaria a la original sobre la batalla contra Nínive.
A través de los tiempos se ha considerado una grave ofensa comparar a los hombres con mujeres. En vez de ser bravos guerreros, los asirios serían mirados como mujeres llorando y acobardadas. Vale reconocer que en Israel hubo ejemplos de mujeres valientes que, como Débora, fueron capaces de dirigir a hombres a la batalla. Alguien dijo de una valiente mujer en la historia: “¡Era mucho hombre esa mujer!” Las valientes mujeres de hoy día, que sean capaces de cumplir con su deber, bien deberían ser reconocidas por su valor.
Los enemigos de Dios muchas veces se han levantado y se han burlado del Señor y de su verdad, sin embargo, al fin llegará el día cuando las cosas serán puestas en el orden correcto. Como seguidores del Príncipe de paz no deseamos la destrucción de los impíos, pero tampoco podremos evitar la consecuencia inevitable de su propia siembra. Finalmente, la victoria será del Cordero que fue inmolado y de aquellos que humildemente decidan seguirle y obedecerle.
Yo quiero estar del lado del Señor. ¿Y tú?
Pastor Rolando de los Rios