Preguntas de estudio:
1. Describa los dos sueños que tuvo el joven Jose. Genesis 37:5-10
2. ¿Por cuánto vendieron los hermanos a Jose? Genesis 37:28
3. ¿Cuál de sus hermanos trató de librar a Jose? Genesis 37:21,22
Comentario y reflexión:
La familia de Jacob era heredera de un legado especial, gozaba de la bendición de la promesa de Jehová a Abraham e Isaac; pero era disfuncional, con problemas como cualquier otra. Jacob dio lugar a que sus hijos creyeran que tenía preferencia por Jose. Jose demostró poco tacto en la manera que contó a su familia sus dos sueños. Además, informaba a su padre de la mala fama de sus hermanos. La relación especial de Jose con su padre y el regalo de la túnica principesca, alimentó los celos y las divisiones entre los hermanos, aseguraban que Jose seria quien recibiría la bendición y los beneficios de la primogenitura. La influencia de la cultura cananea fue fuerte en la familia. Hubo incesto, traición, celos y mentira.
A pesar de los errores, defectos y pecados en la familia, Dios fue paciente, y por su gracia y misericordia permaneció fiel a su promesa. A pesar de la traición y la intriga, guio a la familia al cumplimiento de su plan llevándolos a Egipto, librándolos así no sólo del hambre que vendría en poco tiempo, sino de la influencia idólatra y pecaminosa de Canaán.
No podemos entender la historia de Juda y de Tamar si no tenemos en cuenta la gran importancia que se le daba a tener hijos entonces, en aquella cultura. Se lo consideraba una maldición no tener hijos (Genesis 30:22,23). Por el contrario, tener una familia numerosa se consideraba bendición. Tener descendencia era tan importante que era ordenado que, si alguien moría sin haber procreado, el hermano que seguía en el orden de nacimiento debía tomar a su cuñada como esposa (Deuteronomio 25: 5-10). El hijo que se procreara no sería suyo, si no que llevaría el nombre de su hermano. A esto se le llama “la ley del levirato”. Onán, Sela y Juda deshonraron a su hermano Er y a su esposa Tamar incumpliendo esta obligación para asegurar su descendencia. Por eso dijo Juda, “Más justa es ella que yo”, Genesis 38:26.
Otra vez, la Biblia cuenta un relato real, no una historia parcial y desinfectada. Habla de la gente tal y como fue. Dios lo hace así para nuestra enseñanza, “a fin de que, por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.” Romanos 15:4
La historia de nuestra familia puede estar lejos de ser perfecta. Es probable que haya disfunción, errores y aun pecados; pero Dios es fiel y misericordioso como lo fue con la familia de Jacob, y a pesar de todo, nos guía a través de las pruebas para llevarnos al cumplimiento de su promesa. ¿Puedes decir “Amen”?
Dios te conceda un día muy bendecido.