


Lunes, julio 1 – Salmos 73, 77
¿Yendo a dónde comprendió David el fin de los impíos? Salmos 73:17
Sobre Asaf y la autoría de los salmos dice el Comentario Bíblico Adventista,
“En el sobrescrito de 12 salmos aparece la frase (le’asaf) (Sal. 50, 73-83). Como ocurre con la expresión ledawid, le’asaf no es evidencia positiva de paternidad literaria. Varios de los salmos de esta colección indudablemente fueron escritos por David (ver las introducciones a Sal. 73, 77, 80). Asaf era un levita, uno de los directores de coro de David. Como David, Asaf era vidente y compositor (ver 1 Crón. 6. 39; 2 Crón. 29: 30; Neh. 12: 46). En la lista de cautivos que regresaron a Jerusalén, los hijos de Asaf son los únicos cantores mencionados (Esd. 2: 41).” CBA, Introducción al libro de Salmos, Autor
En resumen, Asaf era un levita, profeta y compositor, pero algunos salmos que llevan su nombre no fueron escritos por él, sino que probablemente llevan su nombre por ser parte de su repertorio.
Otra vez cito al Comentario Bíblico Adventista,
“EL Sal. 73, como el Sal. 37, trata del conflicto que existe en la mente del que observa que en esta vida los impíos aparentemente prosperan, mientras que se persigue a los justos.
El planteamiento del dilema y sus esfuerzos por resolverlo son infructuosos hasta que entra en el santuario; allí sí encuentra una respuesta satisfactoria. El poema concluye con una expresión de completa confianza en que los justos se salvarán y los impíos recibirán su castigo. En este salmo, el poeta presenta una elocuente invitación a participar en los servicios divinos, pues así se despejan las dudas que causan perplejidad.
Este salmo, como el libro de Job, enseña que se debe tener paciencia con el que duda honestamente. El salmista creía en la justicia de Dios, pero no podía comprender la aplicación de esa justicia a las necesidades humanas. Después de buscar honradamente la solución al problema, se encontró con la luz de una fe triunfante.” CBA, Introducción al salmo 73
A menudo está fuera de nuestro alcance entender lo que sucede. Nuestra perspectiva de la vida es terrenal y limitada. Los siguientes versículos muestran la jornada del salmista en esta situación, cómo siente dolor real, cómo por la fe se deja guiar de Dios. Luego expresa el destino final de su jornada.
21 Se llenó de amargura mi alma
y en mi corazón sentía punzadas.
22 Tan torpe era yo, que no entendía;
¡era como una bestia delante de ti!
23 Con todo, yo siempre estuve contigo;
me tomaste de la mano derecha.
24 Me has guiado según tu consejo,
y después me recibirás en gloria.
25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
26 Mi carne y mi corazón desfallecen;
mas la roca de mi corazón y mi porción
es Dios para siempre. Salmos 73:21-26
Que esta sea nuestra experiencia también cuando estemos perplejos y dolidos. La fe se fortalece y recibimos consuelo cuando acudimos al Santuario. “Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí, hasta que, entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos. Salmos 73:16,17
En el Salmo 77 David cuenta como en su dolor clamaba a Jehová y sentía que no era escuchado. Enfocado en sus problemas y en su dolor, dudaba que Dios escuchara sus oraciones. Entonces se dio cuenta que el problema era suyo y decidió recordar cómo fue librado en el pasado. Al recordar y mencionar como Dios había estado con él en el pasado encontró consuelo y ánimo.
”Entonces dije: «Enfermedad mía es ésta; traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo.» Salmos 77:10
Apliquemos el mismo remedio a nuestras dudas. Que tengas un día sumamente bendecido.