


Viernes, julio 19 – Salmos 100,101
1. ¿Por qué nos llama Dios a alabar y cantar al Señor? Salmos 100:5
2. ¿Con qué actitud debemos alabar a nuestro Dios con nuestros cantos? Salmos 100:4
3. ¿Qué resolución de David debemos emular? Salmos 101:6, 7
4. ¿Cómo expresa David los mismos sentimientos de Dios hacia el mal? Salmos 101:8
Comentario y reflexión:
Estos dos breves salmos expresan grandes verdades en lo tocante a nuestra relación con Dios individual y colectivamente. Ambos salmos pertenecen al libro cuarto del Salterio Bíblico. El autor del primer himno del himnario adventista se inspiró en el Salmo 1 para su composición en este Salmo.
El Salmo 100 es como una doxología al final de la cadena de salmos de alabanza a Jehová como rey (Salmos 93-99). Como terminación de esta serie de salmos, hace un llamado a toda la tierra a que tribute jubilosa alabanza al Dios Creador, protector y benefactor de los hombres. Sobresalen expresiones de regocijos, “cantad alegres”, “con regocijo,” “con acción de gracias”, “alabadle”.
La primera razón para nosotros adorar a Dios es “porque Él nos creó, y no nosotros a nosotros mismos”. No procedemos de células u organismos microscópicos. Nuestro origen no se remonta a monos, peces, cuadrúpedos o reptiles. Tampoco aceptamos la filosofía del deísmo, porque no creemos que Dios creó el universo y que lo dejó a su suerte. Creemos en un Dios que vive en nuestros se, un Dios que es Creador, Sustentador, Salvador y Redentor, que está próximo a venir para llevarnos para vivir por la eternidad.
El hecho de que Dios nos haya constituido en pueblo suyo es razón suficiente para que alabemos su Santo Nombre. Recordemos esta promesa, “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia” (1 Ped 2:9, 10).
¿Cuál debe ser nuestra actitud al adorar al Señor? La actitud debe ser con regocijo y con acción de gracia. La expresión visible de esa gratitud se expresa presentando al Señor sacrificios de agradecimiento por medio de nuestras ofrendas.
El Señor nos invita a entrar por las puertas de la Iglesia con alabanzas. Como lo indica la Hna. White, “La melodía de alabanza es la atmósfera del cielo; y cuando los cielos entran en contacto con la tierra, hay música y canción de gratitud y la voz de la melodía.” (Educación, p.161)
Las palabras del salmo 100 tienen un toque personal en cuanto a mi disposición para adorar. El resultado por rebote será bendición para mí y para los demás. Como dice David, “Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones.”
En el salmo 101 nuevamente David expresa su deseo de alabar a Dios por medio del canto. Promete vivir rectamente a nivel personal y además desea ver en otros la rectitud. El salmo nos ofrece una lista de los principios que deben guiar a un líder o un mandatario de estado. También éstos son de valor especial para los padres al proteger al hogar de malas influencias. Aparentemente este salmo lo compuso David al principio de su reinado.
Podríamos sintetizar que “misericordia” es otra expresión del amor de Dios. Me llama la atención que en latín la palabra es una compuesta, “miser”, igual a “miseria”, y “cordia”, que se refiere a lo relacionado con el corazón. Significa tener amor y compasión de corazón con aquel que está en miseria. Eso es precisamente lo que Dios ha hecho con el hombre pecador, contigo y conmigo.
El salmista establece una relación muy estrecha entre la “misericordia” y la “justicia”. Por eso se deleita en cantarle. En el Salmo 85:10 se observa el cumplimiento de estos dos atributos de Dios en la persona del Mesías -Jesús “La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron.” ¿En quién más sino en Jesús se fusionaron estos atributos divinos?
Ojalá y con David adoptemos una actitud de alabanza gozosa al Dios de nuestra salvación. Mientras tanto, hagamos la misma resolución del salmista de procurar la integridad personal y colectiva como pueblo de Dios. Que así nos ayude el Señor.
Te deseo muchas bendiciones.