


Viernes, julio 5 – 1 Crónicas 7, 8
1. ¿De qué trata el libro de 1 Crónicas?
2. ¿Cuál es del propósito de las genealogías?
3. ¿Por qué el hijo de Jonatán recibió un nombre relacionado con Baal?
Comentario y reflexión:
¿Te gusta leer las genealogías de la Biblia? Es decir, aquellas secciones de la Biblia en los que se presenta el árbol familiar de múltiples generaciones. En esos capítulos se registra que tal personaje se casó y procreó a un hijo y luego otro hijo y luego el hijo mayor se casó y también procreó, etc. El lector de la Biblia normalmente disfruta mucho el texto sagrado, pero al llegar a las genealogías muchos no logran encontrarle significado.
Las genealogías poseen un profundo significado cuando analizamos su inicio y su fin. En 1 Crónicas 1:1, el primer nombre mencionado es Adán y en Mateo 1:16, el último nombre mencionado es Jesús. ¿Comprendemos ahora? Las genealogías tienen como propósito llevarnos a Jesús. Para la inspiración es muy importante que el creyente conozca que por las venas de Jesús (quien es Dios 100%) corrió genética 100% humana. Con esto en mente, las genealogías toman enorme sentido.
El libro de 1 Crónicas narra parte de la descendencia familiar de Israel desde Adam hasta David. Los capítulos 7 y 8, específicamente muestran el linaje de 7 de las 10 tribus del norte de Israel, pero lo hace dentro de un marco que luce más como una lista de un ejército que de una familia (ver 7:4, 11, 40, 8:40).
Entre toda la extensa lista familiar llama la atención que los nombres otorgados a un hijo y un nieto del rey Saúl, de la tribu de Benjamín, estaban asociados a dios pagado Baal. Estos fueron Es-baal y Merib-baal. Si embargo, el Comentario Bíblico Adventista dice que “El uso del nombre “Baal” en Es-baal y en Merib-baal, el hijo de Jonatán (vers. 34), no indica necesariamente que Saúl se inclinara al culto del dios Baal. El Heb. ba’al sencillamente significa “dueño”, “patrón”, “señor”. Sin embargo, después de que la palabra se relacionó estrechamente con el dios Baal, parece que no fue más usada para dar nombres a sus hijos por los hebreos que eran fieles a Jehová.” (CBA, 1 Crónicas 8:33)
1 Crónicas 7 y 8 como también su contexto, dan la impresión de que cada hijo que nacía en Israel era un futuro combatiente, un miembro de ejército del pueblo de Dios.
De los descendientes de Benjamín se dice que eran “hombres valientes y vigorosos, flecheros diestros, los cuales tuvieron muchos hijos y nietos, ciento cincuenta” (1 Cro. 8:40). Este pasaje y todo el texto de los capítulos ya mencionados nos muestran a un pueblo fuerte y esforzado, formado y dispuesto para la batalla. Cuánto bien hubiese hecho Israel a Dios, si tan sólo se hubiese mantenido obediente. Tanta fuerza humana se puede convertir en nada, si no es puesta en las manos de Dios. Lamentablemente, todo ese enorme ejército para el año 722 AC fue absorbido por el imperio Asirio.
La más grande fortaleza del ser humano viene únicamente de Dios. La caída no demora cuando ponemos nuestra confianza en nosotros mismos.
Dios nos ayude a seguir siendo parte de la familia de Dios y a mantenernos obedientes a su Palabra. Dios nos ayude para que todas nuestras generaciones estén compuestas por hijos, nietos, etc., que sean fieles y que se mantengan en sus caminos.
Dios nos dé hoy un bendecido día.