


Lunes, 17 de junio – Salmo 125, 128 – Lectura adicional, Patriarcas y Profetas 538
1. Imágenes contrastantes: ¿Cómo se complementan las imágenes de “los montes de Jerusalén” (Salmo 125:1) y el “fruto de tu trabajo” (Salmo 128:2) para ilustrar la fidelidad de Dios en estabilidad duradera y en bendiciones?
2. Vivir en el temor de Dios: ¿Qué significa para ti “temer a Jehová”, como dice en Salmo 128:1? ¿En qué se diferencia este temor del simple miedo al castigo?
3. Bendiciones más allá de lo material: Aunque el Salmo 128 destaque las bendiciones materiales, ¿qué otras formas de bendiciones podrÃan derivar de vivir una vida dedicada a Dios?
4. Superando el mal: ¿Cómo podemos cultivar la confianza en el triunfo final de Dios sobre el mal, incluso ante los desafÃos actuales (Salmo 125:3)?
Hoy leemos los Salmos 125 y 128, dos hermosos pasajes que hablan de la soberanÃa y fidelidad inquebrantables de Dios. El Salmo 125 comienza con una metáfora, comparando a aquellos que confÃan en el Señor con el monte Sion, sÃmbolo de estabilidad y presencia divina. Asà como el monte Sion permanece firme, también lo hace la fidelidad de Dios para quienes confÃan en Él. El salmista asegura que, asà como los montes rodean a Jerusalén, el amor de Dios rodea a Su pueblo (v. 2).
Para comprender plenamente estos Salmos es necesario imaginar la escena donde se compusieron para ser cantados. Ambos son titulados cánticos de ascenso, eran entonados por los peregrinos mientras viajaban a Jerusalén para adorar a Dios. Visualiza el viaje caminando de miles de personas hacia Jerusalén, donde resplandecÃa la gloria divina. Jerusalén se alza en la cima del monte de Sion, rodeada por montañas aún más imponentes. El entorno del viaje enfocaba la mente de los adoradores en verdades eternas sobre Dios.
Aunque los enemigos de Israel parecieran tener ventaja, el versÃculo 3 asegura que el mal no prevalecerá sobre los justos. Aunque enfrentemos pruebas, el gobierno justo de Dios garantiza seguridad duradera para quienes confÃan en Él (v. 3). Este recordatorio es esencial cuando el mal parece tomar control; Dios finalmente lo destruirá. Solo lo que está establecido en Él perdurará eternamente.
El Salmo 128 cambia el enfoque hacia las bendiciones que acompañan a vivir una vida dedicada a Dios. El salmista describe la felicidad que proviene de temer a Dios y seguir Sus caminos (v. 1). Este verso subraya que la obediencia debe surgir del amor a Dios, no del temor al castigo.
El Salmo describe la prosperidad que viene de vivir con rectitud (v. 2). Esta prosperidad no se limita a la riqueza material, sino que también incluye una vida familiar floreciente y paz en la comunidad (v. 3).
El Salmo concluye con una bendición para el lector. PermÃteme ofrecerte una:
Que el Señor te bendiga con su gracia para obedecer todos sus mandamientos y disfrutar de la verdadera prosperidad que Él desea para ti: amor, alegrÃa y paz, independientemente de las circunstancias.