


Viernes, junio 7 – Salmos 34, 52
1. Según Salmos 34:7, ¿dónde acampa el ángel de Jehová?
2. Según el Salmo 52, ¿qué sucederá al hombre que confía en sus propias riquezas?
Es muy positivo y didáctico estudiar los Salmos a partir de las vivencias históricas de los autores. La experiencia de David, como la estamos viendo a la luz de los dos libros de Samuel, se complementa en el Salterio (Salmos) ya que expresan la vivencia del poeta y cantor de Israel.
Muy frecuentemente encontramos términos y expresiones en los salmos que en nuestras Biblias aparecen como vocablos hebreos. Algunos ejemplos:
Selah: (Hebreo “alzar” “elevar”) la idea sería que los instrumentos que acompañaban suavemente a los cantantes, elevaran sus sonidos, para marcar un énfasis.
Neginot: Un instrumento de cuerda.
Masquil: (Comprender, prestar atención) este es un llamado a la reflexión para los entendidos.
Un Mictam: Meditación, oración silenciosa.
Estos términos y otros son sólo ejemplos de expresiones para entender el espíritu con el que se deben entonar y entender.
El Salmo 34 contiene algunos pasajes conocidos y muy amados por nosotros. Este es un salmo de alabanza y seguridad por la bondad de Dios. La circunstancia de su escritura fue cuando David mudó su semblante delante de Abimelec y éste lo echó y se fue. Esto sucedió cuando David huía de Saúl.
Se debe aclarar que este Abimelec, delante de quien David muda su semblante, es el mismo Aquis, rey Filisteo de Gat. La razón por la que se le llama Abimelec es porque ese era el título que usaban los reyes filisteos, como Faraón en Egipto, o César en Roma.
Exclamemos con el salmista:
“Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores… Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias.”
David nos exhorta a esperar y buscar a Jehová y la promesa es, “el Ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.”
Elena White comentándonos sobre la experiencia de David nos dice:
“Hay una prueba que está al alcance de todos, del más educado y del más ignorante, la prueba de la experiencia. Dios nos invita a probar por nosotros mismos la realidad de su Palabra, la verdad de sus promesas. Él nos dice: ‘Gustad y ved que Jehová es bueno.’ En vez de depender de las palabras de otro, tenemos que probar por nosotros mismos … Y cuando seamos atraídos a Jesús, y nos regocijemos en la plenitud de su amor, nuestras dudas y tinieblas desaparecerán ante la luz de su presencia.” El Camino a Cristo 85.
El Salmo 52 es un Masquil de David. Como indiqué antes, es un llamado a la reflexión de los sabios. Lo escribió basado en su experiencia cuando al huir de Saúl, en su necesidad se acercó a Ahimelec, el sacerdote del Señor en la ciudad de Nob. A la sazón en el santuario estaba Doeg el edomita, siervo de Saúl. Éste le indicó al rey que David había estado con Ahimelec y que éste le había dado la espada de Goliat.
En resumen, el Salmo 52 nos ofrece un retrato del malo, en este caso Doeg Edomita. Los versos 5-7 anticipa el fin del malvado: “Por tanto, Dios te destruirá para siempre; te asolará y te arrancará de tu morada; te desarraigará de la tierra de los vivientes.” Finalmente, David dice del justo, “Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; en la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.”
¡Que la alabanza de nuestro Dios brote de nuestros labios!