Preguntas de estudio:

1. En lugar de confiar en Jehová, según los ancianos de Israel, ¿cuál hubiera sido la clave para la victoria sobre los filisteos? 1 Samuel 4:3

2. ¿Que sucedió con el pueblo de Israel y los hijos de Eli? 1 Samuel 4:17

3. Después de haber sido colocada el arca en el templo de Dagon, ¿Qué paso? 1 Samuel 5:2-5

En muchas ocasiones Dios había mandado a Israel a que saliera a la batalla, y al obedecer habían vencido al enemigo. Esta vez las circunstancias fueron diferentes. El hecho que llevaran el arca a la batalla y que los filisteos la tomaron, muestra que los israelitas habían confiado en su propia fuerza en vez de depender de Dios. Debido a que los dirigentes voluntariamente habían abandonado a Dios para volverse a los dioses de las naciones que los rodeaban, el Señor permitió que cosecharan su propia siembra. En vez de humillarse delante Dios consideraron supersticiosamente el arca como un mero talismán que aseguraba el éxito.

Los filisteos realizaron un asalto feroz, que resultó en la derrota total de Israel y en una gran carnicería. Treinta mil hombres quedaron muertos en el campo de batalla y el arca de Dios fue tomada, los dos hijos de Eli perecieron mientras luchaban por defenderla. Así quedó en las páginas de la historia un testimonio para todas las generaciones futuras, a saber, que la iniquidad del pueblo que profesa seguir a Dios no quedará impune.

La casa de Dragón era uno de los templos más importantes de los filisteos pues Dagón era una de sus principales deidades. Los filisteos seguramente se sintieron contentos de honrar a la Deidad de Israel junto a los dioses que habían conocido durante muchos años. Pusieron el arca al lado de Dagón, con la intención de ofrecerle sacrificio, como lo habían hecho años antes cuando llevaron cautivo a Sansón. La parte superior de Dagón era semejante a un hombre y la parte inferior se asemejaba a un pez. Ahora, la forma humana había sido cortada y quedaba solamente el cuerpo de pez. Los sacerdotes y el pueblo estaban horrorizados, consideraban este acontecimiento misterioso como un mal augurio que representaba su destrucción y la de sus ídolos ante el Dios de los Hebreos.

Tanto para naciones como para individuos el camino de la obediencia a Dios es el sendero de la seguridad y de la felicidad, mientras que, por otro lado, el de la transgresión conduce tan solo al desastre y a la derrota. Debemos humillar nuestras almas ante Dios y desechar nuestros ídolos.

Que su bendición te acompañe a ti y a los tuyos hoy y siempre.