Sábado, 4 de mayo – Josué 11, 12 – Lectura adicional, Patriarcas y Profetas capítulo 48, “La repartición de Canaán”
Preguntas de estudio:
1. ¿Por qué tantos reinos se unieron en contra de Israel? Josué 11:1-5
2. ¿Cuál fue la estrategia de batalla que llevó a Josué a la victoria? Josué 1:6, 7
Comentario y reflexión:
En estos capítulos comenzamos a ver cómo la promesa de Dios a Abraham, Isaac y Jacob se cumple. Esta promesa constaba de dos partes: descendencia y tierra.
También vemos cómo se cumple la promesa que Jehová hizo a Moisés. Aunque Moisés no pudo entrar personalmente a la tierra y disfrutar de sus frutos, Jehová le concedió suficiente gracia, dándole la oportunidad de participar en, al menos, dos conquistas.
Los enemigos de Israel tenían la ventaja de estar bien establecidos y eran más numerosos cuando se unían, pero mientras Israel permaneciera fiel a Dios, su victoria siempre estaría asegurada.
Jerusalén fue conquistada, Jericó fue conquistada, y muchas ciudades y territorios más…
Estos son los lugares que Jesús recorrió durante su peregrinaje como ser humano, en donde realizó muchos milagros y en donde también cumplió con su tarea más importante, por la cual tú y yo hoy obtenemos gracia.
Pero antes de todo esto, Josué y sus soldados, con espadas afiladas, obediencia y fe, fueron utilizados por Dios para cumplir su propósito.
Al igual que para Abraham, Isaac, Jacob, Moisés e Israel, permanece una promesa para ti y para mí hoy. Al igual que los patriarcas, Dios nos ha prometido descendencia y tierra. Solo nos queda a nosotros seguir con obediencia y fe usando el filo de nuestra espada para conquistar territorio para el Reino de Dios.
Y aunque la espada que usamos es diferente (Efesios 6:17, Hebreos 4:12), y el territorio y reino actual son espirituales, llegará el día en que recibiremos y seremos recibidos en un territorio y Reino físico, que será perpetuo, perdurando por todas las edades (Apocalipsis 21:1-4).
Esta es nuestra gran promesa y esperanza en Cristo Jesús. ¿Estás viviendo para esta promesa?
Que Dios te bendiga.
Pastor Ronald Paulin