Preguntas de estudio:
1. ¿A qué se refirió Dios cuando le dijo a Josué, “todavía queda mucho territorio por conquistar”? Josué 13:1
2. ¿Por qué a la tribu de Leví no se le concedió tierras como herencia, así como a las demás tribus de Israel? Josué 13:14, 33
3. ¿A qué edad hizo Caleb el reclamo de la promesa de Dios, diciéndole a Josué, “dame ese monte”? Josué 14:10, 12
Comentario y reflexión:
¡Es emocionante leer Josué 13 y 14! Israel ya estaba pisando la tierra prometida. Ya había pasado su peregrinar de 40 años y ahora estaban en la tierra soñada. No obstante, había muchas más batallas que librar porque no toda la tierra había sido conquistada. Quedaban muchos lugares habitados por enemigos y aun había gigantes que habitaban en lugares que Dios les había prometidos. Es decir, la promesa aún seguía en progreso.
En ese momento las tribus Rubén, Gad y la mitad de Manasés habían recibido su heredad y faltaba asignar territorio a las demás tribus (Josué 13:7-8). ¡Este debe haber sido un gran momento para el pueblo escogido de Dios! A cada tribu le iba a ser asignada un área en la cual iban a vivir y multiplicarse, excepto una tribu que Dios ordenó no darle tierras. Así es, la tribu de Levi, los sacerdotes del pueblo recibieron a Dios como heredad. La promesa para ellos era diferente, “el Señor, Dios de Israel, es su herencia”, Josué 13:33. La mirada de esta tribu no debía estar en lo terrenal y pasajero, sino puesta solo en Dios.
Por otro lado, hacía 40 años el gran guerrero Caleb había recibido mediante Moisés la palabra que la tierra que él había pisado siendo uno de los espías, le sería dada a él y a sus descendientes. Esta promesa fue reclamada con firmeza y fe. Sus energías aún se conservaban como un joven de 40 años y lejos de pensar en rendirse a la vejez, tenía deseos de seguir luchando para Dios. Caleb dijo, “Dame ese monte”. Lo pidió con mucha seguridad, porque sabía que Dios cumpliría la promesa, (Josué 14:12).
1. La declaración divina a Josué sigue siendo una realidad hoy. Aún queda mucho territorio por alcanzar. Millones de personas en el mundo no han sido alcanzados por el evangelio, incluyendo probablemente a nuestro vecino. Hoy la Iglesia de Dios debe con seguridad avanzar en busca de esos territorios que necesitan ser conquistados para Dios.
2. ¡Caleb no olvidó la promesa! 45 años no fueron suficientes para que Caleb se olvidara de lo prometido por Dios. Toda promesa del cielo debemos mantenerla fresca y no vacilar hasta que se cumpla.
3. ¿Viejos? Realmente la vejez comienza cuando el ser humano se rinde. Las energías de la juventud son una gran bendición, pero carecen de experiencia. El adulto puede usar su experiencia y conocimiento de Dios para hacer cosas que nunca pudo realizar. Dios necesita personas de todas las edades porque siempre hay una gran misión que realizar en toda etapa de la vida.
¿Te sientes muy adulto y crees que no eres útil para la misión? Mira lo que dice la sierva de Dios sobre Juan. “ La historia de Juan nos proporciona una notable ilustración de cómo Dios puede usar a los obreros de edad. Cuando Juan fué desterrado a la isla de Patmos, muchos le consideraban incapaz de [458] continuar en el servicio, y como una caña vieja y quebrada, propensa a caer en cualquier momento. Pero el Señor juzgó conveniente usarle todavía. Aunque alejado de las escenas de su trabajo anterior, no dejó de ser un testigo de la verdad. Aun en Patmos se hizo de amigos y conversos. Su mensaje era de gozo, pues proclamaba un Salvador resucitado que desde lo alto estaba intercediendo por su pueblo hasta que regresase para llevarlo consigo. Después que Juan había envejecido en el servicio de su Señor, recibió más comunicaciones del cielo de las que había recibido durante todos los años anteriores de su vida. Hechos de los Apóstoles 458.
Dice ella también sobre Caleb. “La fe de Caleb era en esa época la misma que tenía cuando su testimonio contradijo el informe desfavorable de los espías. Él había creído en la promesa de Dios, de que pondría su pueblo en posesión de la tierra de Canaán… Había sobrellevado con su pueblo la larga peregrinación por el desierto, y compartido las desilusiones y las cargas de los culpables; no obstante, no se quejó de esto, sino que ensalzó la misericordia de Dios que le había guardado en el desierto cuando sus hermanos eran eliminados. En medio de las penurias, los peligros y las plagas de las peregrinaciones en el desierto, durante los años de guerra desde que entraron en Canaán, el Señor le había guardado, y ahora que tenía más de ochenta años su vigor no había disminuido. No pidió una tierra ya conquistada, sino el sitio que por sobre todos los demás los espías habían considerado imposible de subyugar. Con la ayuda de Dios, quería arrebatar aquella fortaleza de manos de los mismos gigantes cuyo poder había hecho tambalear la fe de Israel. Al hacer su petición no fue movido Caleb por el deseo de conseguir honores o engrandecimiento. El valiente y viejo guerrero deseaba dar al pueblo un ejemplo que honrara a Dios, y alentar a las tribus para que subyugaran completamente la tierra que sus padres habían considerado inconquistable.” Patriarcas y Profetas 547-548
Dios nos ayude en este día a mantener frescas sus promesas, que nos haga más misioneros en busca de la tierra que aún falta por poseer y que nuestras energías sean usadas para la gloria de Dios hasta el último momento.