


Domingo, 6 de octubre – Salmos 150, 1 Reyes 9 – Lectura adicional, El Conflicto de los Siglos, Capítulo 43, “El fin del conflicto”, Biblia de Estudio White Andrews p.c431, ‘El Santuario Celestial en el Antiguo Testamento’, Richard M. Davidson
1. ¿Cuál es el tema central del Salmo 150? (Salmos 150:1-6)
2. ¿Quién debe alabar a Jehová? (Salmos 150:6)
3. ¿Cómo dice Jehová que consagró la casa que Salomón construyó? (1 Reyes 9:3)
4. ¿Qué le ordena Dios a Salomón para establecer su trono sobre Israel? (1 Reyes 9:4-5)
Commentary and Reflection:
El primer versículo del Salmo 150 nos recuerda alabar a Dios en dos lugares: su santuario y en el firmamento de su poder. Los hebreos entendían esto como una referencia tanto al tabernáculo o templo terrenal, donde se realizaban diariamente los servicios religiosos de sacrificio y alabanza, como a toda la creación de Dios (“en el firmamento de su poder”).
La alabanza no está limitada a un lugar o momento específico; esta es una expresión universal de nuestras emociones y fe más profundas. Al igual que los diversos instrumentos musicales mencionados en el Salmo 150, nuestra alabanza a Dios debe reflejar el espectro completo de nuestras experiencias y acciones. El salmista declara que debemos alabar al Señor en todas las cosas, grandes y pequeñas. Es importante notar que, con cada verso sucesivo, el salmista lleva la alabanza a un crescendo resonante: en todos los aspectos de nuestra vida, debemos alabar al Señor. Ellen G. White reveló que el Salmo 150 describe una procesión cósmica desde el santuario celestial que llena el universo de alabanza, replicando una escena de los momentos finales de la gran controversia. (El Conflicto de los Siglos, Capítulo 42 – El fin del conflicto).
Es inspirador pensar en las posibilidades infinitas para expresar nuestra gratitud y amor a Dios. Para nosotros, hoy, significa que nuestra alabanza y adoración a Dios deben ocurrir en los servicios de iglesia durante el sábado y continuar dondequiera que estemos durante la semana. La alabanza no termina en las puertas de la iglesia, ya que podemos expresar nuestra gratitud a Dios de muchas maneras, sin importar dónde o qué estemos haciendo.
1 Reyes 9 se divide en dos secciones. La primera sección (1 Reyes 9:1-6) resalta el lado positivo de la promesa de Dios a Salomón. Retrata la segunda aparición de Dios a Salomón y las bendiciones extraordinarias que Salomón recibió por las promesas hechas a su padre, David. Salomón recibió la seguridad de Jehová de que había escuchado su oración de dedicación. Prometió morar de manera única en el templo, consolando a su pueblo y respondiendo a sus necesidades. La segunda sección (1 Reyes 9:6-9) profundiza en el lado negativo de la promesa y su naturaleza condicional. El Señor advirtió a Salomón que él y sus descendientes gobernarían sobre Israel solo si permanecían obedientes a su Palabra. Sin embargo, si no seguían fielmente al Señor y adoraban a otros dioses, habría dos consecuencias: la expulsión de Israel de su tierra y el abandono del templo.
El Salmo 150 y 1 Reyes 9 enfatizan en forma hermosa el gozo y la importancia de alabar al Señor. El salmista, inspirado por Dios, guía amorosamente al pueblo en el arte de la alabanza. Después de la terminación del templo, la declaración de Dios sobre su presencia eterna llena nuestros corazones de esperanza y seguridad. Es un recordatorio hermoso de que, mientras permanezcamos fieles, la presencia amorosa de Dios siempre estará con nosotros, trayendo consuelo y fortaleza.
“El santuario terrenal y celestial sirven como el principio teológico, el centro y el fin del libro de los Salmos, señalando la muerte sacrificial de Cristo en la cruz y su ministerio en el santuario celestial. Los salmistas, en medio de la alegría y el dolor, la alabanza y la pena, siempre regresaban al santuario para encontrar consuelo, reorientación y salvación.” Richard M. Davidson, (El Santuario Celestial en el Antiguo Testamento, 1970)