


Martes, septiembre 24 – Proverbios 17 y 18
1. ¿A que compara el proverbista el nombre de Dios? Proverbios 18:10
2. ¿A quién afrenta al que escarnece al pobre? Proverbios 17:5
3. ¿Qué cosa constituye un buen remedio? Proverbios 17:22
Comentario y reflexión:
Al estudiar proverbios 17 y 18 nos damos cuenta que contiene muchos temas que son aplicables a nuestra vida. Al tener tan amplios temas no alcanzaríamos en esta reflexión a cubrirlos todos. Así que tomes dos temas que son constantes en estos dos capítulos.
En primer lugar, nos habla del maravilloso don de la amistad. “En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempos de angustia” Proverbios 17:17. Es bueno saber que cuando pasamos por tiempos de dificultad llega un amigo nos abraza, nos consuela y está a nuestro cuidado. De hecho, nos dice Proverbios 18:24 que esa amistad en ocasiones se torna tan profunda que “hay amigo mas unido que un hermano”, es lindo tener amistades así. Sin embargo, también llegan a nuestras vidas aparentes amigos que nos lastiman, nos decepcionan y nos fallan. Jesús desea ser nuestro amigo que nunca nos falla y desea tener una relación profunda con nosotros. Jesús llamó a Abraham su amigo (Isaías 41:8), también llamó a sus discípulos amigos, (Juan 15:14) y desea llamarte amigo a ti también y establecer una amistad inquebrantable. Así que si necesitas consejo ánimo y fortaleza, ve al amigo que nunca falla. Gracias, Jesús, por querer ser mi amigo fiel y gracias, Dios, por el don de la amistad.
En segundo lugar, Dios nos llama a través de estos dos capítulos a cuidarnos de crear discordias y convertirnos en agentes de paz. “Mejor es un bocado seco y en paz, que casa de contienda llena de provisiones” (Proverbios 17:1). De hecho proverbios 17:14 dice que aquel que crea discordias es como es que “suelta aguas.” Cuando sueltas las aguas ya no las puedes recoger, así pasa con el que crea discordia, comienza una situación que se hace difícil de detener. Es por esa razón que Dios nos invita a buscar la paz y seguirla (Salmos 34:14). Cuando decidimos ser agentes de paz logramos más cosas que por medio de la contienda, recuerda que “la blanda respuesta quita la ira” (Proverbios 15:1). Es posible que a tu vida lleguen personas que deseen crear contiendas o quitar tu paz, pero en las manos del Señor lograrás tener paz para tu vida y para quienes te rodean. El Señor nos llama a ser pacificadores y nos invita a buscar la paz en nuestro Salvador. Gracias, mi Dios, por ser nuestra paz.
Mi oración para hoy: “Señor gracias por ser mi amigo fiel y gracias por llenarme de tu paz. Que pueda convertirme en amigo fiel y en agente de paz con mi prójimo. Que cada día pueda reflejar tu amor y tu bondad para que otros puedan conocerte”.