


Domingo, octubre 13 – Eclesiastés 6, 7 – Lectura adicional, Profetas y Reyes capítulo 5, “El arrepentimiento de Salomón”
1. Según el Predicador, ¿para que trabaja el hombre? Eclesiastés 6:7
2. ¿Qué quiere decir “no seas demasiado justo ni sabio en exceso? Eclesiastés 7:16
Commentary and Reflection:
El discurso del capítulo 6 parece pesimista y agrio. El predicador repite la queja de lo malo que ha visto bajo el sol, frase que convierte en estribillo en el libro. Aunque lo que dice es cierto en este mundo de pecado, su perspectiva es negativa. Mira las realidades de la vida y las comenta desde la perspectiva de alguien que se ha alejado de Dios, que ha probado todo, que ha cometido errores, que ha malgastado sus años y bendiciones y que ahora está amargado.
Salomón escribe Cantares y Proverbios en la primera parte de su vida, antes de su apostasía y escribe Eclesiastés después de su extravío y en el final de sus años. Esto explica el estilo diferente de Eclesiastés.
Dice el Comentario Bíblico Adventista, “el libró de Eclesiastés es “el relato de su insensatez y su arrepentimiento” (PR 62), una descripción de “los errores que le habían hecho malgastar inútilmente los dones más preciosos del cielo” (PR 58). “La vida de Salomón rebosa de advertencias” (PR 60) y contiene mucho que es presentado por la Inspiración no como un ejemplo para imitar, sino más bien como una amonestación solemne.
Las partes de Eclesiastés que relatan la experiencia y el razonamiento de sus años de apostasía no se han de tomar como la expresión del pensamiento y la voluntad del Espíritu Santo; sin embargo, son un registro inspirado de lo que verdaderamente Salomón pensó e hizo durante ese tiempo (ver PR 58), y constituye una seria amonestación contra ese tipo de pensamiento y acción equivocados. Por ejemplo: la actitud cínica para con la vida, expresada… dista mucho de ser un modelo para el cristiano (ver caps. 1: 17; 2: 1, 3, 12; etc.).” CBA, Introducción a Eclesiastés, Tema
Aquel que tuvo riqueza, que fue rey por 40 años y que vivió para satisfacer todos sus deseos llega a la conclusión de que “esto es vanidad y mal doloroso”. La verdad que podemos aprender y aplicar de sus palabras es que ninguna de estas cosas produce felicidad. De nada vale todo lo que el mundo pueda ofrecer y lo que uno pueda desear si Dios no da la facultad de disfrutarlo (6:2), y si el alma no se sacia del bien” (6:3), o no gusta el bien (6:6).
Cualquier cosa que uno tenga, sea mucho o muy poco, Dios puede dar la facultad de disfrutarla, y si no, no importa lo que uno tenga. La felicidad se encuentra únicamente en gustar el bien, y si Dios lo permite, en saciar el alma de bien. El “bien” no es “algo”, es lo bueno y saludable que viene de Dios.
El capítulo 7 parece más positivo. Contiene gemas de sabiduría que ruego a Dios podamos atesorar.
La buena fama es el perfume de la vida y es mucho mejor que el perfume que se compra en la tienda. Hablando de un buen perfume dijo Jesús, “así alumbre vuestra luz delante de los hombres”. Juan 5:16
Dice el Predicador que “la casa del luto”, el luto y el pesar son mejores que el banquete, la risa y que “la casa donde reina la alegría”. Su razonamiento es que contemplar el fin de la vida y sus pesares nos ayuda a ser reflexivos. Resume bien la idea cuando dice, “Mejor es el pesar que la risa, porque con la tristeza del rostro se enmienda el corazón.” (7:3)
Que buen consejo este, “Nunca digas: «¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos?», porque nunca hay sabiduría en esta pregunta.” (7:10) Especialmente los mayores en edad sufrimos de la tendencia a cometer este error. En primer lugar, que los tiempos pasados fueron mejores no es cierto, sino solo una distorsión perceptiva, en segundo lugar, no es productivo o sabio comparar tiempos actuales con tiempos anteriores.
¡Qué consejo tan práctico este! “Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se dicen, para que no oigas a tu siervo cuando habla mal de ti; porque tu corazón sabe que tú también hablaste mal de otros muchas veces.” (7:21, 22) No estés pendiente a lo que otros hablan, si llegas a oír que alguien habló mal de ti, no le des importancia, excepto para aprender. Es una práctica humana común hablar de otros. Es mejor cultivar la costumbre de hacerlo en forma positiva.
Esta parte del discurso termina en una paradoja, “pesando las cosas una por una para dar con la razón de ellas, he hallado lo que aún busca mi alma, sin haberlo encontrado” (7:27) Esta es la respuesta: “He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero él se buscó muchas perversiones.” (7:29)
Te conceda Jehová caminar derecho, disfrutar tu vida y que te sacie de bien.