


Lunes, octubre 14 – Eclesiastés 8, 9
1. ¿Qué dice el predicador sobre el estado del ser humano en la muerte? Eclesiastés 9:5,6
2. ¿Por qué dice que todo lo que vamos a hacer debemos hacerlo “según tus fuerzas”? Eclesiastés 9:10
Commentary and Reflection:
Da la impresión que Salomón quedó desilusionado de la vida después de haber buscado la felicidad en las cosas materiales y en el placer pecaminoso. Al final llega a la conclusión de que la felicidad que hay en este mundo se encuentra en disfrutar el placer sano y sencillo de las cosas buenas, como el trabajo, gozar la vida con la mujer amada, disfrutar una buena comida y de un rato agradable con amigos.
Es un hecho que en este mudo de pecado hay males y hay injusticias. Como dice el sabio, no es para nosotros conocer el futuro, ni tenemos control para retener el aliento de vida. Los malos son honrados y los rectos olvidados; pero dice, además,
“Ahora bien, aunque el pecador haga cien veces lo malo, y sus días se prolonguen, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia, y que no le irá bien al malvado, ni le serán prolongados sus días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios.” Eclesiastés 8:12,13
Mucho de lo que sucede debajo del sol está más allá de nuestro control, como estuvo la pandemia, las guerras, la economía, los desastres, los gobiernos corruptos, las elecciones, qué pasa con nuestras células, las decisiones que toma el esposo, o un hijo, etc. A estas desgracias le llama el predicador, ser “apresado por el tiempo malo”, como los peces en las redes y el ave en el lazo. Qué bueno que Jesús es Salvador, que puede liberarnos de las redes y del lazo. En medio de los sucesos más allá de nuestro control, nos toca disfrutar lo bueno que Dios nos da y confiar en El para lo demás.
Aunque el mundo reconoce más la fuerza que la sabiduría, aun así, “mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada y no sean escuchadas sus palabras.” Eclesiastés 9:16
Es lamentable, pero cierto en este mundo de pecado que, “un solo error puede destruir mucho bien”. Como un chofer distraído en su teléfono causando un accidente que priva a una familia de su paz y de su gozo, o como un desliz moral que causa una enfermedad o destruye una familia, o como un arranque de ira que lleva a una mala decisión.
Que sea nuestra decisión diaria confiar en Dios y someternos a su dirección. Solo Él puede librarnos, solo en Él tenemos esperanza de una vida mejor en un mundo sin pecado.
Que Dios te bendiga grandemente en este día.