


Domingo, noviembre 24 – Miqueas 2, 3 – Lectura adicional, Profetas y Reyes capítulo 27, “Acaz”
1. ¿Qué cuidado debe tener aquel que tiene en sus manos el poder? Miqueas 2:1
2. ¿Cuál es el efecto de la Palabra de Dios sobre los que andan rectamente? Miqueas 2:7
3. ¿Qué sucede a quien persiste en hacer el mal? Miqueas 3:4
Comentario y reflexión:
Miqueas fue un profeta de origen campesino que ministró en Judá en el mismo tiempo de Isaías. Ministró durante el gobierno de Jotam, de su hijo Acaz y de Ezequías, hijo de Acaz.
Jotam fue un buen rey que “hizo lo recto ante los ojos de Jehová”, aunque “el pueblo sacrificaba aún, y quemaba perfumes en los lugares altos” (2 Rey. 15: 34-35). Acaz, su hijo, fue el peor rey que tuviera Judá. Se entregó del todo a la idolatría hasta pasar a “sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las naciones” (2 Crónicas 28:3).
“No vaciló en cambiar de lugar el altar de bronce de los holocaustos y quitó las fuentes e hizo colocar dentro del recinto sagrado del templo un altar idolátrico cuyo original había visto en Damasco (2 Rey. 16:10-12, 14-17). Estas y otras iniquidades cometidas contra el culto verdadero del Señor quizá hicieron de Acaz el rey más idólatra que jamás reinó en Judá. Durante el tiempo de esta decadencia espiritual entre los habitantes de Jerusalén y Judá, Miqueas cumplió con su misión profética.” CBA, Introducción al libro de Miqueas, Marco Histórico.
Ezequías, que siguió a su padre Acaz como monarca, fue lo opuesto. Se entregó a Jehová y se dedicó a hacer reformas. “Resueltamente se puso a la tarea de contrarrestar la apostasía de su padre, a reformar las condiciones morales y espirituales de Judá, a abolir la idolatría, y a hacer que su pueblo volviera al verdadero culto del Señor” (CBA, Introducción al libro de Miqueas, Marco Histórico). Miqueas vio en el gobierno de Ezequías que su difícil tarea profética comenzaba a dar fruto.
Miqueas denuncia en nombre de Jehová las injusticias de los ricos y poderosos que oprimen a los necesitados. Me llama la atención cómo Dios condena las prácticas deshonestas y las injusticias que se comenten en el afán por riquezas.
Miqueas habla de parte de Dios contra los falsos profetas que acotejan su mensaje a la conveniencia de la audiencia. Se venden al mejor postor, usan su posición para recibir ganancia.
Miqueas profetiza en contra de los gobernantes corruptos que reciben soborno. Profetiza en contra de los sacerdotes, quienes también se venden. Todos se apoyan en Jehová diciendo: “¿No está Jehová entre nosotros?”, y se tranquilizan a sí mismos diciendo: “No vendrá sobre nosotros ningún mal”. Lo cierto es todo lo contrario. Los siervos de Dios amonestaban al pueblo y anunciaban el cautiverio y la destrucción de Jerusalén que vendría.
Que llevemos un nombre de que somos pueblo e iglesia de Dios, no garantiza que no participemos de sus juicios. Hace falta una dedicación completa a Jehová, que nos separemos de los ídolos y de las prácticas inmorales del mundo. Que hagamos justicia a los pobres y que valoremos su Palabra.
Los ídolos de hoy pueden ser las cosas materiales que se adquieren con dinero. Los falsos profetas pueden ser los íconos de la cultura y de la política que aconsejan lo opuesto al consejo de Dios. No es seguro ignorar el mensaje de Dios diciendo: “¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá sobre nosotros ningún mal.”
¿Cuán abiertos estamos para escuchar el mensaje de Dios, aunque sea molesto? ¿Cuán disponibles estamos para ser convencidos por su Espíritu? Jehová pregunta:
“¿Acaso se ha agotado el espíritu de Jehová?
¿Son éstas sus obras?
¿No hacen mis palabras bien
al que camina rectamente?” Miqueas 2:7
Como Isaías, Miqueas habla de la fidelidad de Dios hacia el remante. Hay esperanza para su pueblo que no abandona su Palabra. Dice, “recogeré ciertamente el resto de Israel”.
El resto de Israel no está solo. Él lo dirige, va adelante y lo acompaña.
“Subirá el que abre caminos delante de ellos;
abrirán camino, pasarán la puerta
y saldrán por ella.
¡Su rey pasará delante de ellos,
y Jehová a su cabeza!” Miqueas 2:13
Te conceda Jehová seguirlo y atesorar su Palabra en un mundo que prefiere a los ídolos.