Preguntas de estudio:
1. ¿Qué bienaventuranza se pronuncia en Isaías 56:2?
2. ¿Qué promesa hace Dios a los eunucos que guarden el sábado y abracen su pacto? Isaías 56:4,5
3. ¿Por qué perece el justo? Isaías 57:1,2
4. Según Isaías 57:15, ¿en qué dos lugares habita Jehová?
Comentario y reflexión:
Leemos en el Comentario Bíblico Adventista sobre el Isaías 56: “La idea central del cap. 56 es la conversión de los gentiles. En contraste con esta brillante perspectiva, se traza el sombrío cuadro de Israel, que no está dispuesto a recibirlos. Es necesario que se realice una gran obra de reforma antes de que Dios pueda incorporar a su pueblo a los que están “alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa” (Efe. 2:12). Esta obra de reforma ha de centrarse en el restablecimiento de la observancia fiel del sábado. El mensaje de este capítulo es importante y significativo para la iglesia de la actualidad.” CBA, Isaías 56:1
Es bienaventurado quien guarda el sábado y quien obedece a Dios, tanto el israelita como el extranjero. El plan y el deseo de Dios es la salvación de sus hijos de todas las razas.
Junto con los judíos que regresarán del cautiverio habrá conversos de otras naciones que van a creer en el Dios verdadero. también habrá israelitas que quedarán cómodos y asimilados en Babilonia. Así es el ser humano, cada uno toma su decisión. Jehová invita a su pueblo de antemano a salir de Babilonia y en este capítulo expresa su disposición a recibir a los extranjeros. Advierte a los judíos que no sean nacionalistas o exclusivistas.
Los israelitas tenían prohibido mutilar su cuerpo, por lo que no debían ser eunucos, Deuteronomio 23:1. Sin embargo, Dios estaba dispuesto a recibir en su pueblo a los extranjeros y a los eunucos. Él nos recibe y acepta en la situación en que nos encuentra. Ellos también podrían participar de la bendición del sábado, con tal que se entregaran a Jehová y fueran obedientes. (56:4-7). “Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos”. La casa de Dios es casa de oración y todos estamos invitados a ella (56:7). ¡Que hermoso!
Jehová reúne a los dispersos de Israel, reúne, además, a otros (56:8). Hay una gran reunión a la que Dios convocará a toda la humanidad, nadie podrá faltar. Será en el juicio final. Ningún ser humano que una vez vivió está excusado. Unos estarán fuera de la ciudad de Dios, otros fueran, pero todos deben comparecer. (Apocalipsis 20:11-13
En lenguaje figurado, Isaías 56:9 describe la ejecución del juicio final. Dios ordena, “Todas las bestias del campo, todas las fieras del bosque, venid a devorar. (56:9)
La sentencia final se ejecutará sobre quienes han seguido su propio camino, cada uno por su lado, aun los lideres y pastores, porque no han señado el peligro. Todos estos viven como si nada fuera a pasar, como si Jehová no fuera a actuar. (56:10,11)
Isaías 57 es la continuación del mensaje del capítulo 56. Es un mensaje de amonestación al pueblo. Isaías se consuela con el pensamiento de que Dios tiene un plan que lleva a cabo, aun en la muerte de sus hijos, aunque muchas veces, con nuestro conocimiento limitado no entendemos, “que por la maldad es quitado el justo.” 57:1. Quienes mueren descansan esperando el día de Jehová. 57:2
Dice el Comentario Bíblico Adventista: “Los judíos apóstatas a quienes se dirige Isaías en este pasaje también eran culpables de haber ofrecido sacrificios humanos (ver com. Lev. 18:21; 20:2; cf. 2 Rey. 16:3-4; 2 Crón. 28:3-4; Jer. 19:5; Eze. 16:20). En algunos casos, esta abominación se practicó en el valle de Hinom, al sur de Jerusalén (2 Rey. 23: 10; Jer. 7:31; 19:5-6).” CBA, Isaías 57:5
“Tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo.” (57:8). La costumbre de poner amuletos detrás de las puertas es antigua. Son prácticas que el enemigo ha inspirado por siglos. Una escoba detrás de la puerta, o una herradura.
¡Qué bueno que “el Alto y Sublime” habita también con el quebrantado y el humilde de espíritu! (57:15)
Jehová es paciente con sus hijos y promete sanarlos y pastorearlos. Les dará consuelo y paz. (57:18,19)
En contraste, no hay paz para los impíos. (57:20,21). El pecado produce conflicto y ansiedad, la presencia de Dios, la obediencia a sus mandamientos y la obra de su Espíritu traen sanidad y paz.
La paz de Dios prevalezca en tu corazón y gobierne tu vida en este día.