


Jueves, enero 16 – Jeremías 6, 7
1. ¿Qué anuncio hizo Jeremías en Jerusalén años antes de que sucediera? Jeremías 6:22, 23
2. ¿Sobre qué falsa seguridad les advierte? Jeremías 7:2-4
Jeremías fue profeta en Judá y Jerusalén en los últimos años del reino, antes de que fuera conquistado por Nabucodonosor. Sobre su ministerio dice el Comentario Bíblico Adventista:
“El ministerio de Jeremías abarcó los últimos 40 años de la existencia de Judá como reino. Cinco reyes ocuparon el trono durante este período: Josías, Joacaz, Joacim, Joaquín y Sedequías. A cada uno de ellos Jeremías dio mensajes de reforma y reavivamiento espiritual.” CBA, Introducción a Jeremías, Marco Histórico
Estas eran la ultimas advertencias y amonestaciones de Jehová para su pueblo que sacó de Egipto y que estableció en la tierra prometida con un propósito especial y santo.
Lamenta los pecados en Jerusalén. Hay robo, hay avaricia, hay opresión al extranjero, a la viuda y al pobre. En vez de ser testigos al mundo, han adoptado sus costumbres y religión. Han profanado el templo con idolatría. Adoran en lugares altos como lo hizo Israel y como los hacen las naciones, y han llegado al punto de quemar a sus hijos en sacrificios. No son menos religiosos, son más ahora porque practican la religión del mundo y pretenden ofrecer sacrificios a Jehová. (7:31)
Jehová no está interesado en sus sacrificios, no los quiere (6:20). Más allá de las ceremonias y programas que después desarrollaron, quiere traerlos a la esencia de lo que significa ser su pueblo: los liberó, los sacó de Egipto y les mandó: “Escuchad mi voz, y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien.” (7:23)
Vienen a la Casa de Jehová y dicen que son libres para hacer lo que quieran; es cierto, pero usan mal la libertad porque la usan para hacer lo que es abominable ante Él (7:10).
El profeta amonesta diciendo que la maldad ha penetrado la sociedad y es generalizada. Aun los profetas y los sacerdotes, que se suponen que estén de parte de Dios, son parte del engaño (6:13), porque en vez de dar el mensaje de Jehová tratan de agradar al pueblo. El pueblo está herido, pero quiere mensajes de paz. “Curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: “Paz, paz”, ¡pero no hay paz!” (6:14). “Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza” (6:15).
Dice el Comentario Bíblico Adventista: “Los profetas que proclaman paz y seguridad a pesar de la transgresión, cuando Dios ha declarado que el pecado está a punto de recibir su castigo inevitable, repiten, como en un eco, la mentira satánica que pronunció la serpiente por primera vez en el jardín del Edén: “No moriréis” (Gén. 3: 4). Por medio de Jeremías y de otros mensajeros Dios había anunciado que el tiempo de gracia de Judá estaba a punto de terminar, y que la retribución por hacer el mal no se tardaría más (cf. Eze. 12: 21-28). Pero los falsos profetas criticaron a Jeremías y a su mensaje de origen celestial (Jer. 28: 29). Procuraron apaciguar el temor del pueblo para que no se interrumpiera el curso de su conducta impía. Era como si los falsos profetas dijeran: “Será el día de mañana como éste, o mucho más excelente” (Isa. 56: 12).” CBA, Jeremías 6:14
El mensaje de advertencia vino mucho antes de que se cumpliera su anuncio. No concordaba con la percepción de los reyes y del pueblo del tiempo en que vivían. Por eso lo rechazaron con violencia; pero Jehová los estaba llamando y amonestando para salvarlos.
“¡Corrígete, Jerusalén, para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra deshabitada!»” (6:8)
Les rogaba: “«Paraos en los caminos, mirad y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino. Andad por él y hallaréis descanso para vuestra alma.»” “Las sendas antiguas” no son alguna vieja tradición o mandamiento de hombre, “como era la iglesia cuando yo era niño”. “Las sendas antiguas” es el origen del llamado, es el pacto en el que entramos con Jehová al principio de nuestra experiencia con El, es el primer amor. Se trata de confiar en El, de desear su Palabra, de hacerla nuestra, de obedecerla.
Somos su pueblo por su llamado y por su Palabra, por caminar bajo su dirección hacia la tierra prometida.
Como entonces, Jehová llama hoy a su pueblo al pacto original de la verdadera conversión. El mensaje de Jeremías sirve de advertencia para nosotros también, que no nos alejemos de esa experiencia. Los profetas han anunciado que en este tiempo, que es como los días de Noé, actuará. “Yo haré desaparecer de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa, porque la tierra será desolada.” (7:33). Es hora de buscar a Jehová.
Dios te conceda un día bendecido.