


Jueves, enero 30 – Jeremías 34, 35 – Lectura adicional – Profetas y Reyes capítulo 35, “La condenación inminente”
1. ¿Qué profetizo Jeremías sobre el rey Sedequías? Jeremías 34:2-5
2. ¿Cómo desobedecieron a Dios los judíos del tiempo de Jeremías en relación con la esclavitud de hebreos? Jeremías 34:14
3. ¿Cuáles eran algunas de las costumbres de los recabitas? Jeremías 35:8-10
Los escritos de Jeremías no están en orden cronológico. Lo que relata en el capítulo 34 ocurrió antes del relato del capítulo 32. La profecía del capítulo 34 sobre Sedequías, de que sería llevado cautivo a Babilonia, fue la razón por la que lo puso preso, como relata en 32:2.
Sucedió además que, para buscar el favor divino, Sedequías ordenó que se dejaran libres a todos los esclavos hebreos.
“En vista de los peligros externos, y de la posibilidad de un levantamiento de la clase oprimida que pudiera ayudar al invasor (Exo. 1: 10), la orden de Sedequías fue bien recibida y acatada por los príncipes y el pueblo.” CBA, Jeremías 34:10
No solo hicieron como Sedequías les dijo, si no que hicieron un pacto sagrado en una ceremonia. Dios había prohibido que un israelita fuera tomado por esclavo por más de siete años, 34:14 (Exod 21:2; Deut 15:12-14).
Sucedió entonces que el rey de Egipto avanzó hacia el norte para ayudar a Jerusalén, y los babilonios abandonaron el sitio para ocuparse del ejercito egipcio. Cuando los propietarios de esclavos vieron que el peligro había pasado, volvieron a tomar a sus esclavos otra vez.
Ahora habían hecho peor porque habían añadido a su desobediencia el quebrantamiento del pacto sagrado con Dios. Jeremías los reprende y pronuncia juicios contra ellos.
El miedo no cambia la persona, no hay salvación por temor. Porque una vez pasado el peligro, aunque se hallan hecho votos solemnes, la persona vuelve a sus prácticas anteriores.
Algunos vieron en la pandemia del Covid 19 una amenaza real contra sus vidas y una señal clara del tiempo del fin y, asustados, regresaron a Dios haciendo votos. El regreso y el voto, en muchos casos, no fue de mucha duración y es posible que el postrer estado haya sido peor que el primero.
Solo el Espíritu Santo obrando en el corazón puede lograr lo que el susto no puede. Lo que puede originar obediencia a Dios genuina y un cambio real y permanente en el corazón es la respuesta al llamado de Dios y la entrega del corazón. Dios no asusta, sino que ama para salvar.
El capítulo 35 regresa en la historia al tiempo de Joacím, hijo de Josías.
Jehová buscaba muchos medios y usaba muchas ilustraciones y ejemplos para llamar la atención de su pueblo. Un ejemplo es el relato de lo que hizo Jeremías con los recabitas.
Sobre los recabitas dice el Comentario Bíblico Adventista: “Los recabitas eran nazareos de por vida (ver com. Núm. 6: 2-5). Vivían apartados, lejos de las ciudades, y se abstenían de adquirir propiedades.” CBA, Jeremías 35:6
Los recabitas no eran israelitas, eran ceneos, pero vivían en Israel y se convirtieron a Jehová. Eran firmes en contra de la idolatría y habían heredado prácticas y características peculiares. Ellos no siendo israelitas de sangre sirvieron de ejemplo al pueblo de Dios.
“Para ilustrar cuán importante era rendir implícita obediencia a los requerimientos de Dios, Jeremías reunió a algunos recabitas en una de las cámaras del templo, y poniendo vino delante de ellos los invitó a beber. Como era de esperar, le contestaron con reprensiones y negándose en absoluto a beber. Declararon firmemente los recabitas: ‘No beberemos vino; porque Jonadab hijo de Rechab nuestro padre nos mandó, diciendo: No beberéis jamás vino vosotros ni vuestros hijos.’” PR 313
Dijo Jehová a su pueblo: “Ciertamente los hijos de Jonadab hijo de Recab tuvieron por firme el mandamiento que les dio su padre; pero este pueblo no me ha obedecido.” Jeremías 35:16
Puede haber costumbres y tradiciones en algunos que pueden parecernos raras. No es mandamiento de Dios que vivamos en el campo y que nuestras casas sean tiendas de campaña. No hay ningún mandamiento en contra de la agricultura ni en contra del consumo de uvas. Estas eran tradiciones recabitas, costumbres peculiares que heredaron. Ellos fueron usados de ejemplo para dar una lección a los descendientes de Jacob. Fueron más fieles a sus tradiciones que los hijos de Israel a los mandamientos de Jehová.
Por su obediencia, Jeremías pronunció sobre ellos una bendición de parte de Jehová: “No faltará de Jonadab hijo de Recab, un descendiente que esté en mi presencia todos los días. Jeremías 35:19
Sea la bendición de Recab sobre ti y sobre tu familia en este día.