


Viernes, marzo 21 – Esdras 6, Salmo 137
1. ¿Cómo movió Dios al rey Darío y qué hizo este para que se terminase la construcción del templo? Esdras 6:1-8
2. ¿Cómo se inauguró la Casa de Dios? Esdras 6:16-22
3. ¿Cómo se sentían los cautivos en Babilonia? Salmos 137:1
Esdras 6 continúa la narración del capítulo 5 acerca de la reedificación del templo dirigida por Hageo y Zacarías. Dios cumple sus promesas. Los 70 años de cautiverio predichos por Jeremías se habían cumplido en el primer año del reinado de Ciro el Grande. Este emitió su decreto de repatriación de los judíos, para que fueran a reedificar el Templo del Señor en Jerusalén (539 a. C.). Por eso Dios lo identifica como su ungido.
En el ínterin, la obra ordenada por Ciro se detuvo durante unos 20 años. El turno ahora le toca al rey Darío Histapes de renovar la obra. Emite un segundo decreto reafirmando lo decretado por Ciro. Este decreto lo dio en el año 520 a. C.
Ante la pregunta de los dirigentes del imperio en Judea si los judíos que estaban regresando de Babilonia estaban autorizados para reconstruir el templo, Darío y sus funcionarios hicieron la indagación necesaria e investigaron los archivos del imperio. (v.1) Los primeros 12 versículos contienen los resultados de esa investigación, y la respuesta dada por Darío a sus funcionarios.
La orden fue una directa y explícita: (vv.6-8). “Dejad que se haga la obra de esa casa de Dios; que el gobernador de los judíos y sus ancianos reedifiquen esa casa de Dios en su lugar”.
La provisión hecha por Darío para la obra fue abundante y al final llevaba un toque personal (v.10) “y oren por la vida del rey y por sus hijos”. ¡Cuántas sorpresas nos llevaremos en el cielo! Darío, como Ciro y Nabucodonosor en su momento mostraron una marcada sensibilidad espiritual, dentro de sus limitaciones.
Los funcionarios del rey cumplieron puntualmente la orden de Darío. La mención de Artajerjes en el verso 14 es una adición posterior, ya que Artajerjes no reinó hasta 50 años después de terminado el Templo. Tanto Hageo como Zacarías jugaron un papel crucial fortaleciendo y animando a los constructores para terminar la obra. Finalmente, la construcción fue terminada en el sexto año (515 a. C.) del rey Darío.
Los versos del 12-22 nos detallan la ceremonia de dedicación del Templo; la celebración de la Pascua y la fiesta de los panes sin levadura. El retorno del remanente participó en esta gran ceremonia de dedicación. Sin embargo, este templo nunca alcanzó la gloria del templo salomónico. Tampoco se restableció el reino teocrático anterior. No tenemos ninguna evidencia bíblica de que la gloria de la Shekiná de Éxodo 13:21-22 llenara esta casa de oración como había sucedido con el templo de Salomón. Este edificio reconstruido fue enriquecido y embellecido por Herodes el Grande y sus sucesores. Como sabemos, este templo eventualmente fue destruido en el año 70 d. C. por las legiones del general romano Tito.
Considero el Esdras 6 como un oasis de reposo para el pueblo judío. Dios dirigió todo el proceso hacia un final feliz.
El Salmo 137 ha sido llamado “El canto de los cautivos”. Aquí se presenta a los israelitas en la tierra del exilio babilónico. Este canto o poema, se expresa en forma de un lamento. Los cautivos expresan su nostalgia por la ciudad amada de Jerusalén. No tenían ánimo de entonar los cánticos de Sion. Las arpas o liras están colgadas de los álamos y en silencio. Para colmo e irónicamente, los babilonios pedían a los judíos que les entonaran canciones alegres de Sion, probablemente para entretenerlos. Sabemos que la música hebrea es muy alegre, principalmente la folclórica. Sin embargo, los judíos no podían ofrecer canciones alegres a sus captores y torturadores.
En los versos del 7-9 el salmista le dedica unos pensamientos de venganza hacia los edomitas y babilonios. Siempre me ha asombrado el odio y animosidad que existía entre Israel y Edom. Como sabemos, los edomitas, o idumeos como le llamaba en griego la Septuaginta, eran descendientes de Esaú, el primogénito de Isaac, el hermano gemelo de Jacob. En el vientre, Esaú y Jacob lucharon, y Dios le dijo a su madre Rebeca que iban a ser dos naciones, y que el mayor serviría al menor (Gén. 25:23).
En varias ocasiones, Israel subyugó a los idumeos durante la guerra de los Macabeos. Tengamos presente que Herodes el Grande era de ascendencia Idumea y se convirtió al judaísmo. Ya sabemos su triste papel en su intento por matar al Mesías.
Vemos la estrecha relación entre Esdras y Salmo 137. Dios, providencialmente, dirigió todo el proceso de repatriación de Judá y la reconstrucción del templo. Esto nos dice que, después del cautiverio durante el período de las 70 semanas de Daniel 9, Israel tuvo una segunda oportunidad de cumplir con el pacto. Esperamos que Jesús regrese pronto para que sus hijos podamos ser repatriados a la Canaán Celestial. Que podamos encontrarnos allá.
Bendiciones para todos y que tengan un feliz y bendecido día.