


Viernes, abril 11 – Nehemías 11, 12
1. ¿Por qué hubo necesidad de repoblar a Jerusalén de judíos? Nehemías 11:1, 2
2. ¿Qué cantidad de los jefes del pueblo se determinó que habitaran en la ciudad? Nehemías 11:1
3. ¿Cuál fue la actitud de Dios para con aquellos jefes del pueblo que, voluntariamente, se ofrecieron para morar en Jerusalén? Nehemías 11:2
Llama la atención que, en esta coyuntura especial en la historia del pueblo de Israel al regresar a su tierra del cautiverio babilónico, Dios haya escogido a líderes espirituales y capaces para llevar a cabo la obra de restauración de Jerusalén y el templo, en tiempos difíciles. El ministerio de Zorobabel, Esdras y Nehemías sobresalen durante este período. Cada uno de ellos con sus dones, cualidades y destrezas aportaron al programa de restauración de Jerusalén y del gobierno judío.
Como hemos podido notar, Nehemías está dividido en tres secciones:
1. Reedificación de los muros y el movimiento de reforma de Nehemías (1:1-7:73).
2. La lectura de la Ley y la reafirmación del Pacto (7:73-10:39).
3. La restauración de Jerusalén y un segundo movimiento de reforma de Nehemías (11:1-13:31).
Precisamente, los capítulos 11 y 12 nos ofrecen una información detallada de cómo se llevó a cabo la repoblación de Jerusalén. Llama la atención que la mayoría de los judíos que regresaron del exilio no se ubicaran allí. De los versos 1 y 2 podemos inferir que el común del pueblo estaba renuente a relocalizarse en la ciudad capital. Sin embargo, se decidió que de los líderes se escogiera uno de cada diez para morar en Jerusalén.
A partir del versículo 3 hasta el 24, se ofrece la lista de los habitantes claves de la ciudad. Para ubicarnos mejor en el contexto histórico del retorno del exilio, debemos leer 1 Crónicas 9:2-17 donde notamos una lista casi igual a la ofrecida aquí en Nehemías.
Los cautivos que regresaban eran pocos en número comparados con la población de Jerusalén en los días de los reyes. Debido a que los muros habían sido reconstruidos sobre sus cimientos originales, la ciudad parecía escasamente poblada. Nehemías pidió a una décima parte del pueblo que vivía en las afueras de la ciudad que se trasladaran dentro de los muros para evitar que grandes áreas estuvieran despobladas.
Aparentemente esta gente no quiso cambiarse a la ciudad. Sólo hubo algunos voluntarios (11;1, 2) y Nehemías echó suertes para determinar quiénes se tenían que mudar.
Muchos de ellos probablemente no querían vivir en la ciudad debido a que:
1. Los que no eran judíos no miraban bien a los residentes de Jerusalén, y a menudo los excluían del comercio debido a sus creencias religiosas.
2. Para trasladarse a la ciudad tenían que reconstruir sus casas y restablecer sus negocios, lo que implicaba una fuerte inversión de tiempo y dinero.
3. Vivir en Jerusalén implicaba una estricta obediencia a la Palabra de Dios por la gran presión social y la proximidad del templo. Las reformas espirituales de Nehemías tenían como fin renovar en el pueblo el celo por las cosas espirituales.
Cuando leemos las genealogías en Crónicas y ahora en Nehemías, a veces expresamos que para nosotros esto no tiene mucha aplicación práctica. Sin embargo, detrás de cada nombre hay una persona que desempeñó alguna función en el programa de restauración del pueblo de Dios. Los dones que el Señor ha distribuido en su iglesia son para el perfeccionamiento de los santos. No solo debemos reconocer a los líderes en posiciones prominentes, sino también a los que aportan sus talentos para el avance de la misión de la iglesia. Los sacerdotes, levitas, porteros y cantores tenían una función importante en la economía religiosa del pueblo.
Ahora en las iglesias tenemos pastores, ancianos, tesoreros, secretarios, diáconos, diaconisas, directores de música, técnicos audiovisuales y otras funciones. Muchos son los que humildemente y en silencio, contribuyen al avance de la obra de Dios. Un día el Señor les dirá: “Bien hecho siervo fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor”.
Me llamó la atención que los versos 22 y 23 se refieren a los levitas cantores en la casa de Dios. “Porque había mandamiento del rey acerca de ellos, y distribución para los cantores para cada día”. Podemos concluir que por orden del rey había una asignación o estipendio para pagarle a estos levitas encargados de la alabanza.
Que el Señor nos ayude a todos a encontrar nuestro papel en Su obra y a servir con corazón agradecido y fiel.
Bendiciones para todos.