


Martes, abril 29 – Marcos 5, Mateo 9
1. ¿Qué dijo Jesús a Jairo cuando le dijeron que su hija había muerto? (Marcos 5:34)
2. ¿Qué significa “Talita cumi”? (Marcos 5:41)
3. ¿Por qué Jesús tuvo compasión de las multitudes? (Mateo 9:36)
4. ¿Cuáles son las últimas palabras de Mateo 9? (Mateo 9:38)
Marcos 5 revela el conflicto entre el poder de Jesús y las fuerzas demoníacas. Como dice Efesios 6:12, “No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra potestades…”. Los demonios reconocieron a Jesús como “Hijo del Dios Altísimo”, pero esa “fe” no salvó (Santiago 2:19). (Body Armor – Springhill Church)
La gente de la región, en lugar de alegrarse por la liberación del hombre, le rogó a Jesús que se fuera. Habían perdido un hato de cerdos y valoraban más lo material que una vida restaurada. Esta ceguera espiritual llevó a que Jesús, respetando su decisión, se retirara. El Señor no se queda donde no es bienvenido.
El hombre liberado quiso seguir a Jesús, pero Él le dijo: “Vete a tu casa… y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo.” Así se convirtió en el primer misionero en Decápolis. Su historia muestra que nadie está más allá de la esperanza. Si Jesús lo transformó a él, puede hacerlo contigo también. (Christian Learning & News)
Jairo mostró cuatro pasos fundamentales para una oración contestada:
(a) Se acercó a Jesús;
(b) Se postró a sus pies;
(c) Le rogó mucho;
(d) Confió plenamente en Su poder.
Jesús le dijo: “No temas, cree solamente.” El temor y la fe no coexisten. Cree, aunque no entiendas el retraso, aunque todo parezca perdido. Jesús tiene la última palabra.
(https://www.christianfaith.center/sermons/new-space/)
La mujer enferma se acercó con fe y tocó el manto de Jesús. Él declaró: “Hija, tu fe te ha hecho salva.” (Marcos 5:34). Spurgeon escribió: “No es cualquier contacto con Cristo lo que salva, sino uno determinado, personal y resuelto.” Ella contó “toda la verdad” (v.33), y tú también puedes venir y decirle todo a Jesús: tus pecados, tus sufrimientos, tus intentos fallidos y tus esperanzas.
Jesús llamó a Mateo y tuvo compasión de su condición pecaminosa. Les dijo a los fariseos: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.” (Mateo 9:12). Ellos no entendían que Dios busca al pecador para restaurarlo. Jesús vino por los que reconocen su necesidad de salvación.
“Señor, permite que, si alguna vez me hallo en compañía de pecadores, sea para sanarlos y no para contaminarme.” (Spurgeon)
Jesús también fue movido a compasión por las multitudes. Al verlas desamparadas, dijo: “La mies a la verdad es mucha… Rogad… que envíe obreros a su mies.” (Mateo 9:37-38). Esa sigue siendo nuestra misión.
Hubo dos ciegos que recibieron la vista. Jesús les dijo: “Conforme a vuestra fe os sea hecho.” (Mateo 9:29). Ellos creyeron, lo siguieron, clamaron, reconocieron a Jesús como el Mesías, y le rogaron misericordia. Tuvieron una fe perseverante. ¡Qué ejemplo para nosotros!
Oración final: Señor, danos una fe como la del centurión, como la de la mujer enferma, como la de los ciegos. Una fe que no se rinde, que obra por el amor, que agrada a Dios, que salva y que vence al mundo. Amén.
“La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén.” (Efesios 6:24)
¡Qué tengas un bendecido y próspero día!