


Jueves, mayo 1 – Marcos 6, Lucas 9
1. ¿Con qué expresión fue Jesús menospreciado por los habitantes de Nazaret? (Marcos 6:3)
2. ¿Qué quiso Jesús decir con las palabras: “No hay profeta sin honra”? (Marcos 6:4)
3. Cuando Jesús envió a sus discípulos en su misión de dos en dos, ¿qué instrucciones les dio? (Lucas 9:1-6)
4. Cuando Herodes escuchó sobre la fama de Jesús, ¿qué pensó el perverso rey? (Marcos 6:14-16)
5. ¿Qué había hecho Herodes a Juan el Bautista, razón para que su conciencia le remordiera? (Marcos 6:17-29)
6. ¿Qué orden les dio Jesús a sus discípulos al retornar de su misión? (Marcos 6:30, 32)
7. ¿A qué lugar se retiró con ellos para descansar un poco? (Lucas 9:10)
8. ¿Con qué alimentó Jesús a la multitud, al ver que había estado escuchándolo sin comer? (Lucas 9:12-17)
Cuando nos dedicamos a estudiar la vida de nuestro Señor Jesucristo por medio del estudio de los Evangelios saboreamos lo celestial y nos adelantamos en nuestra imaginación a la eternidad cuando podamos, literalmente, escuchar de los divinos labios del Maestro las sabias lecciones que registraron los inspirados escritores que hoy podemos leer.
Dice el relato evangélico que Jesús alimentó a 5 mil, pero en realidad la narración sigue la costumbre de la época: solo se contaban los hombres, no las mujeres ni los niños. ¡Ayúdame a sacar la cuenta! Si calculamos que por cada hombre había venido una mujer, y si añadimos un niño (podían haber sido dos o tres) por familia, entonces, ¿a cuántos alimentó en total el Señor ese día? Haz tu propio cálculo.
Cuando Jesús dijo que algunos no morirían hasta que vieran el Reino de Dios se refería, sin dudas a los tres que lo acompañaron al Monte de la Transfiguración, donde se realizó, lo que algunos han llamado, “la segunda venida de Cristo en miniatura”. Por alguna razón fueron enviados Moisés y Elías.
Cuando aquel joven le dijo a Jesús que le seguiría después que enterrara a su padre, no se estaba refiriendo a que su padre hubiera acabado de morir. De ser así, ¿qué hacía él entre los que escuchaban a Cristo en ese momento, cuando debería estar en el funeral? Evidentemente, lo que dijo fue una excusa similar a la de aquel que había comprado yuntas de bueyes sin probarlas, y el del otro que compró una finca sin haberla recorrido, y también el que dijo que se había recién casado. En todo caso, ¿qué hacía allí y no junto a su esposa? (Ver Lucas 14:15-23). ¡Excusas, excusas y más excusas!
Este que quería enterrar a su padre, aparentaba ser un buen hijo, pero en realidad, también presentaba excusas. El padre aún no había muerto. Dicho en palabras más actuales, la excusa que presentó para no seguir a Jesús fue: “Señor, después que cumpla con una serie de responsabilidades, y después que entierre a mi padre, (eso podría ocurrir más tarde, tal vez, en años) entonces te seguiré”. El deber de este hombre llamado por Cristo debió ser seguirle y llevar el evangelio de salvación a su familia, incluso, al padre antes de morir, pero tristemente, no lo hizo.
¿Qué hacemos al recibir el llamado del Señor? ¿Estamos dispuestos a seguirle? ¿Ponemos de por medio cosas “importantes” que queremos hacer, y olvidamos lo más importante!
Les invito a hacer lo que hizo Isaías, siendo muy joven, al decir: “¡Heme aquí, envíame a mí!” (Isaías 6:8).