


Viernes, mayo 2 – Juan 6, Mateo 15
1. ¿En qué región llevó a cabo Jesús la alimentación de los cinco mil y los cuatro mil? (Juan 6:1)
2. Según Mateo, ¿a cuántos alimentó Jesús en una ocasión? (Mateo 15:38)
3. ¿Por qué aprovechó Jesús el milagro de la alimentación de los cinco mil para presentar su gran discurso acerca del Pan de Vida?
Los evangelistas Juan y Mateo nos ofrecen relatos impactantes del ministerio de Jesús en Galilea (Capernaúm), Judea (Jerusalén), Tiro y Sidón. ¡Cuántas hermosas y prácticas lecciones podemos extraer de estas historias!
Aprovechando el milagro de la alimentación de los cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños (¿quizá 12 o 15 mil personas en total?), Jesús pronunció una larga disertación donde reclamó que Él era el Pan de Vida. Como era de esperarse, esto causó una reacción muy fuerte en los judíos y también en los discípulos. Quedaron confundidos ante tal declaración.
Desde los días de Moisés, cuando Dios alimentó al pueblo con maná del cielo, los judíos solo se concentraron en el alimento material. No pudieron ver la dimensión espiritual de aquel milagro. Muestra de ello es que, al ser alimentados milagrosamente, muchos de los judíos presentes iniciaron la gestión de tomar a Jesús para hacerlo rey.
Todavía tenían la idea de que el Mesías esperado sería un caudillo con la capacidad de hacer señales y milagros como el que habían visto para favorecerlos sobre otras naciones.
Quizá si nosotros hubiésemos estado en esa congregación reaccionaríamos igual. El Señor frustró sus planes y se fue al monte a orar. El siguiente evento que Juan nos narra es a Jesús caminando sobre el mar. Esta es una versión resumida de la ofrecida por Mateo 14.
Juan no menciona a Pedro caminando sobre las aguas, ni tampoco que, al subir a la barca juntos, la tormenta se calmó y los discípulos lo adoraron. Se dirigieron a Capernaúm y allí lo encontró la multitud que lo buscaba. Le preguntaron, “¿Cuándo llegaste acá?” Su respuesta fue al punto: “me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os da; porque a éste señaló Dios el Padre”.
Ahora Jesús les muestra que nuestra mayor necesidad, cuando comemos nuestro pan diario es reconocer que Dios es el Proveedor y Jesús es el verdadero Pan que alimenta nuestro ser. Ante la reacción de los judíos por las palabras de Jesús con un espíritu de murmuración, Jesús les reiteró que Él, como el Pan de Vida, puede saciar nuestra hambre de vida eterna. Los judíos no pudieron captar la verdad y cayeron en el absurdo de entender que Jesús los estaba invitando a practicar el canibalismo: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” (v. 52)
Muy bien lo dijo Pablo: “El que no es espiritual no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son tonterías. Y tampoco las puede entender, porque son cosas que tienen que juzgarse espiritualmente.” (1 Cor. 2:14)
Juan 6 concluye invitándonos a “comer su carne y beber su sangre” espiritualmente para que podamos permanecer en Él. La Sra. White resume este concepto diciendo:
“Cristo se presenta a sí mismo con el símbolo del pan celestial. Comer su carne y beber su sangre significa recibirlo como a un Maestro enviado del cielo. Creer en él es esencial para la vida espiritual. Los que se alimentan de la Palabra nunca tienen hambre, nunca tienen sed, nunca desean un bien más sublime ni elevado”. (EJ 99.2)
Como solía suceder, los escribas y fariseos se acercaban a Jesús no con buenas intenciones sino para cuestionar su persona y su reclamo de que era el Mesías. A veces venían con preguntas capciosas para saber si el Maestro contradecía sus creencias y tradiciones. En esta ocasión tenía que ver con una tradición oral de los rabinos que complementaba y explicaba las Escrituras. Los fariseos la consideraban con autoridad igual o casi igual a la de las mismas Escrituras. Jesús denunciaba esa tradición cuando chocaba con los principios de la ley de Dios. En particular, esta vez tenía que ver con el lavamiento de las manos.
Jesús los tildó de hipócritas por estar enseñando doctrinas humanas. ¿Qué quiso decir Jesús en el verso 11 “no lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre”? No estaba cancelando la leyes higiénicas de Levítico. Su punto era que la contaminación espiritual no depende de la comida que introducimos en la boca, aunque ésta sea limpia, sino de lo que procede de nuestro corazón (malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robo, falso testimonio, etc.).
Gracias a Dios por la riqueza y la luz que cada evangelista arroja sobre la vida, las obras y las enseñanzas de Jesús.
Bendiciones para todos.