


Jueves, junio 19 – 1 Corintios 4, 5
1. ¿En qué dos conceptos debemos tener a los ministros? (1 Corintios 4:1)
2. ¿Qué se requiere de los administradores? (1 Corintios` 4:2)
3. ¿Cuáles padecimientos tenían los apóstoles? (1 Corintios 4:10-13)
4. ¿Cuál es el ruego que Pablo hace a sus hijos espirituales? (1 Corintios 4:16)
5. Siendo que los corintios no eran del todo consagrados a Dios, y eso hacía que Pablo tuviera que amonestarlos, ¿qué dos alternativas les ofrece el apóstol al ir a ellos? (1 Corintios 4:21)
6. ¿Qué ilustración hace Pablo sobre la celebración de la Pascua en sinceridad y verdad? (1 Corintios 5:8)
“Símbolo de la severidad paternal, demuestra que Pablo, como apóstol y como su primer maestro en el Evangelio, comprendía que tenía autoridad para disciplinar a la iglesia rebelde. La “vara” que usaría – de ser necesario – sin duda sería sus palabras. Hay ocasiones cuando es necesario que los siervos de Dios demuestren severidad para corregir a los miembros indóciles de la iglesia.
La corrección siempre debe aplicarse con amor, teniendo en cuenta el bienestar final y la felicidad del que ha errado. Aunque quizás sea necesario proceder con firmeza y severidad para preservar a la iglesia de confusión y luchas, sin embargo, todo debe ser mitigado mediante una verdadera consideración de los mejores intereses espirituales de las personas implicadas. El amor –que tiene como meta los mejores intereses de los amados– debiera ser la razón fundamental de cada fase de la vida cristiana y del deber cristiano, pues Dios mismo es la personificación del amor”. (Comentario Bíblico Adventista, 1 Corintios 4:21)
“Pablo ahora presenta su opinión, cuidadosamente considerada, acerca de la sentencia que la iglesia debía pronunciar contra ese miembro extraviado. Generalmente se entiende que esta sentencia significaba la separación de esa persona de la iglesia.
Solo hay dos reinos espirituales en este mundo: el reino de Dios y el reino de Satanás. Si una persona sale del reino de Dios, entra naturalmente en el de Satanás. Este obstinado y desenfrenado pecador se había separado del reino de Dios debido a su propia conducta pecaminosa, y eso debía ser reconocido mediante su expulsión formal de la iglesia”.
(Comentario Bíblico Adventista, 1 Corintios 5:5).
Quiero añadir mi comentario finalmente. Esta medida a algunos le puede parecer algo drástica, pero debe entenderse las realidades del entorno de entonces. Corinto, como populosa ciudad pagana, era muy permisiva. Los parámetros morales de ellos no eran compatibles con los principios morales de la iglesia. Debe entenderse que el error de este individuo no fue algo común. ¡Este hombre estaba viviendo en adulterio, fornicación e incesto! Tuvo el descaro de convivir sexualmente con la esposa de su propio padre. ¿Cómo podía la iglesia, ante la sociedad, permitir semejante actitud? No dudo que no fue del todo mal visto por la mayoría de los habitantes de aquella ciudad, pero la iglesia debía marcar la diferencia. Tal como en aquel tiempo, nos corresponde a nosotros marcar esa diferencia hoy.
Al fin, la misericordia triunfa a favor del penitente que se arrepiente y se aparta del pecado, pues “alcanzará misericordia”. Al estudiar la segunda carta de Pablo a esta iglesia, notaremos que fue perdonado y readmitido a la iglesia, por consejo del mismo Pablo.
Te deseo muchas bendiciones para este día.