


Domingo, junio 22 – 1 Corintios 10, 11
1. ¿Con qué propósito ordenó Dios que se escribiera su Palabra? 1 Corintios 10:11
2. ¿Qué promesa alentadora sobre la fidelidad de Dios registra Pablo? 1 Corintios 10:13
3. ¿Qué hermosa exhortación hace Pablo en 1 Corintios 10:31
4. ¿Cómo podemos distinguir en la Biblia los consejos y amonestaciones culturales de los principios? 1 Corintios 11:4-15
Pablo advierte a los corintios sobre una profesión de fe basada en la afiliación a una familia o grupo, o en las tradiciones, o en eventos del pasado. Es posible ser parte de la iglesia y participar en sus experiencias y que el corazón esté lejos de Dios. Así sucedió con los israelitas que fueron liberados de Egipto. Fueron bautizados en el Mar Rojo, participaron las bendiciones del pueblo, participaron en su historia y experiencias, aun así, sus cuerpos quedaron en el desierto. Dios tuvo que cumplir su promesa en sus hijos porque en su corazón hubo idolatría, murmuración, adulterio y codicia.
Sobre el contexto y su aplicación dice el Comentario Bíblico Adventista:
“El consejo de Pablo a los corintios que discutían hasta dónde les era permitido al seguidor de Cristo tener relación con los templos de los ídolos, sus diversiones y sus alimentos, es también una buena recomendación para los cristianos de todos los tiempos. La idolatría puede presentarse bajo muchas formas, incluso la codicia de ganancias, el deseo de dominar a nuestros semejantes, la complacencia de los diversos apetitos carnales y la desmedida locura de buscar placeres (ver HAp 255). Los peligros implicados en relacionarse con los que no aman ni obedecen a Dios son tan grandes, que el Señor exhorta a su pueblo a que se separe del estrecho contacto con ellos (ver 2 Cor. 6:14–17; cf. Apoc. 18:1–4). Nadie es suficientemente fuerte para exponerse deliberadamente y sin necesidad a un contacto con la “idolatría” en cualquiera de sus formas, y no contaminarse.” CBA, 1 Corintios 10:14
Al mismo tiempo que advierte sobre la complacencia espiritual al “que piensa estar firme”, en el versículo 13 ofrece una hermosa promesa, Dios es fiel y no permitirá que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas, con la tentación dará tambien la salida.
El apóstol amonestó contra el descuido y el compromiso con las prácticas del mundo, diciendo, “Huid de la idolatría.” Los corintios gustaban de participar de los festivales, celebraciones y banquetes que se hacían en los templos la ciudad pagana. Algunos lo justificaban diciendo, “el ídolo no es nada”. Seguramente lo decían como muestra de entendimiento y madurez espiritual. Pablo dijo que detrás de estas celebraciones estaba el demonio, “No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios.” 1 Corintios 10:21
Dejo para que cada uno reflexione sobre la aplicación de su amonestación para nosotros hoy, cuáles son las fiestas y las prácticas mundanas organizadas hoy por el enemigo de las cuales debemos huir. El hecho de ser parte de la iglesia no nos inmuniza de las tentaciones. Desechemos la codicia, la idolatría, las murmuraciones y la inmoralidad. Nuestra vista debe estar, no en lo que hacen los demás, sino en la dirección de Jehová y en su presencia en el santuario.
El resumen del capítulo 10 es certero, “Si, pues, coméis o bebéis o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” 1 Corintios 10:31
En el capitulo 11 Pablo comienza refiriéndose a una controversia de la iglesia en Corinto sobre la manera correcta de adorar los hombres y las mujeres. La costumbre griega era que el hombre debía descubrir su cabeza en la adoración, la cultura judía decía lo contrario. En ambas culturas las mujeres debían cubrir su cabeza.
El principio envuelto en el argumento es la modestia y la reverencia en la adoración. Aunque ofrece razones bíblicas, Pablo se refiere a la manera en que se aplicaba el principio a la cultura del tiempo en Corinto. En cada país o cultura el principio aplica en forma diferente. Hay culturas en donde la manera correcta para un hombre ir a la iglesia es con falda, en otros la mujer debe usar sobrero y guantes. En cualquier cultura la reverencia es el principio que aplica.
Dice el comentario bíblico adventista: “Podemos entonces entender que Pablo en 1 Cor. 11:4–16 está razonando con los corintios en cuanto al principio de decencia y de decoro religioso en términos de las costumbres peculiares de esos días… Partiendo, pues, de la deducción razonable de que Pablo se ocupa aquí de la aplicación de un principio basado en la costumbre de un país en determinado tiempo, podemos aceptar sus palabras como literales y significativas, sin llegar a la conclusión de que la aplicación específica que él hizo de ese principio en ese momento debe aplicarse hoy día de la misma manera.” CBA, 1 Corintios 11:4
Que tengas un día bajo la dirección de Dios.