


Lunes, Junio 23 – 1 Corintios 12, 13
1. ¿Qué tema no quiere Pablo que los corintios ignoren? 1 Corintios 12:1
2. ¿Qué recibe cada miembro del cuerpo y para qué? 1 Corintios 12:7
3. ¿Quién reparte los dones a la iglesia y que criterio usa? 1 Corintios 12:11
4. ¿Qué analogía usa el apóstol para describir la iglesia? 1 Corintios 12:27
5. ¿De qué sirven los dones o el sacrificio si no hay amor? 1 Corintios 13:1-3
Ante todo, permítanme reconocer y dar gracias a Dios por dos hechos extraordinarios.
Primero, por el ministerio del apóstol Pablo, un fariseo benjaminita, nacido en Asia Menor, hoy Turquía, de familia ilustre, educado en Jerusalén por un gran maestro, Gamaliel. Con un intelecto poderoso. De joven se convirtió en acérrimo enemigo de la fe cristiana y en perseguidor de la iglesia. Se dice que, como adulto era pequeño, jorobado y que tenía piernas encorvadas. Según la apreciación de algunos su presencia no era impresionante.
Fue reclutado por el mismo Jesús. Cuando nadie lo imaginaba, muchos menos él mismo, Jesús le dijo a Ananías, “instrumento escogido me es éste para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de reyes y de los hijos de Israel.” Hechos 9:15. Mas tarde el Espíritu Santo le ordenó a la iglesia en Antioquia, “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.” Hechos 13:2
¡Cómo se cumplieron estas palabras! ¡De qué manera poderosa utilizó Dios este instrumento!, para la compresión del ministerio y sacrificio de Jesús, para el conocimiento del evangelio, para sacar a la iglesia del “cascarón” judío, para la compresión del ministerio del Espíritu Santo, para la expansión del evangelio en Asia y Europa. Gracias a Dios por el ministerio de este siervo.
Segundo, ¡estamos leyendo una carta para una iglesia establecida en una ciudad grande e importante de Grecia! Una iglesia defectuosa y con serios problemas, pero era la iglesia de Cristo, ¡en una ciudad importante de Europa! Celebremos el progreso y el alcance del evangelio.
Yendo a la lectura de hoy, los próximos tres capítulos (12-14) son dedicados al tema del ministerio del Espíritu Santo en la iglesia a través de los dones espirituales. Pablo estaba contestando algunas preguntas que le habían hecho en una carta que había recibido. Se había generado mucha confusión al respecto. Influenciados por el paganismo, había algunos pervertían el don de lenguas, hacían declaraciones blasfemas y consideraban en importancia a los hermanos de acuerdo con el don que habían recibido. Pablo busca aclarar este tema. Como iglesia hacemos bien en prestar atención a su enseñanza.
Comienza el capítulo 12 diciendo: “No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales.” (12:1)
Hay diversidad de dones, ministerios y actividades en la iglesia, bajo la dirección de Dios. (12:4,5). Cada miembro recibe la manifestación del Espíritu, en la forma de dones, para servir a los demás. (12:7). El Espíritu Santo reparte los dones en la iglesia de acuerdo con las necesidades: sabiduría, conocimiento, fe, el tema de la salud, puede propiciar actos sobrenaturales, profecía, que incluye la exhortación, el poder discernir entre lo bueno y lo malo, hablar en otros idiomas y traducirlos. (12:8-11)
El cuerpo para que sea cuerpo, necesita diversidad. Un cuerpo no está formado sólo de manos, o de orejas. El hecho de que seamos diferentes, pero que estemos unidos, nos hace el cuerpo de Cristo. Es Dios quien nos colocó en el cuerpo como Él quiso hacerlo. (12:14-20). No hay miembros menos importantes. Aun los que son menos talentosos o atractivos, o aquellos que son menos honrosos, todos deben ser protegidos. Debemos apoyarnos unos a otros y alegrarnos juntos. (12:21-26). Es Dios el que llama unos a un ministerio y otros a otro. No todos somos iguales, pero todos somos uno en Cristo. (12:27-29)
El capítulo 13 es un canto al amor de Dios, el cual ha vertido en sus hijos.
Hay un don mucho más excelente, que más que un don es el camino para andar, ese es el amor. 12:31. Si pudiera hablar en todos los idiomas humanos y más aún, si hablara el idioma de los ángeles y no tuviera amor, sería como una lata vacía, sería ruido nada más, sin contenido.
Si tuviera todos los dones, pero no tuviera amor, en realidad no sería nada. Si hiciera el mayor sacrificio, aun el de convertirme en mártir, pero no tuviera amor, no serviría de nada.
El amor de Dios tiene características contrarias a la exaltación propia y es totalmente opuesto al espíritu de contienda. (13:4-7). Los dones espirituales tienen fin, pero el amor es eterno. (13:8)
Dios nos permita reconocer y entender el liderazgo y ministerio del Espíritu Santo, a quien Jesús dejó a cargo de la iglesia hasta su venida. Dios no permita reconocer el bautismo del Espíritu Santo en nosotros y su manifestación en los dones.
Dios te conceda un día bendecido junto a tus amados.