


Martes, junio 24 – 1 Corintios 14, 15
1. ¿Qué don espiritual el apóstol Pablo nos aconseja que debemos procurar sobre los demás? 1 Cor. 14:1.
2. ¿Qué consejo le dio San Pablo a los corintios cuando en una congregación se manifestará los dones espirituales? 1 Cor. 14:40.
3. ¿Qué hacen las malas conversaciones? 1 Cor. 15:33.
4. ¿A través de quién se nos da la victoria? 1 Cor. 15:57
Después de exaltar el amor en el capítulo 13, Pablo recomienda procurar los dones espirituales, especialmente el de profecía (1 Cor. 14:1). En la iglesia de Corinto se daba mucha importancia al don de lenguas, y Pablo busca corregir esta perspectiva, recordando que todo debe hacerse “decentemente y con orden” (1 Cor. 14:40).
El Dr. Ángel Manuel Rodríguez, teólogo adventista, explica que el don de lenguas ha sido interpretado de tres maneras: (1) como lenguaje angélico (1 Cor. 13:1); (2) como idiomas humanos (Hechos 2); y (3) como arrobamiento ininteligible (1 Cor. 14:2). Rodríguez enfatiza que el contexto bíblico favorece la interpretación de que el don se refiere a idiomas humanos otorgados por el Espíritu para testificar.
Hechos 2 describe el fenómeno como un milagro de comunicación: “Cada uno los oía hablar en su propia lengua” (Hech. 2:6). En Marcos 16:17 también se habla de “nuevas lenguas” como evidencia del poder divino. Rodríguez concluye: “Cuando aparece un texto como 1 Corintios 14, cuya interpretación ofrece dificultades, necesitamos valernos del principio bíblico de interpretación.” (Rodríguez, Instituto de Investigación Bíblica, IASD).
En 1 Corintios 14, Pablo indica que hablar en lenguas sin interpretación no edifica a la iglesia: “el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación” (v.3), pero “el que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica” (v.4). La profecía, en cambio, es clara y útil para todos.
Además, Pablo afirma que el don no debe provocar pérdida del control personal: “Si no hay intérprete, calle en la iglesia” (v.28). Y señala que no todos deben tener este don: “¿Hablan todos lenguas?” (v.30). Reitera que la profecía es más útil para la edificación colectiva.
Rodríguez subraya: “La palabra griega glossa cuando se la utiliza en relación con un don o regalo, no significa ‘lengua’ sino ‘idioma’.” En resumen, el don de lenguas debe entenderse como una capacidad dada por el Espíritu Santo para comunicar el evangelio en idiomas reales.
En 1 Corintios 15, Pablo enfrenta otro desafío en la iglesia: algunos no creían en la resurrección corporal. Él presenta un argumento doctrinal profundo para defender esta verdad esencial de la fe cristiana.
Primero, afirma que Cristo resucitó según las Escrituras y fue visto por muchos (vv.3–8). Luego añade: “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe” (v.14).
Pablo enfatiza que, si no hay resurrección, entonces no hay esperanza. “Si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados” (v.17). La resurrección de Cristo garantiza la futura resurrección de los creyentes (vv.20–22).
Los cuerpos resucitados serán transformados: “Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción” (v.42). Pablo utiliza cuatro contrastes para explicar la transformación:
1. De corrupción a incorrupción (v.42).
2. De deshonra a gloria (v.43).
3. De debilidad a poder (v.43).
4. De cuerpo natural a cuerpo espiritual (v.44).
El cuerpo resucitado no será una simple restauración del cuerpo anterior, sino una nueva creación, perfecta y eterna. Pablo compara la diferencia con la de una semilla y la planta que brota de ella (vv.36–38).
Finalmente, proclama la victoria:
“Sorprendentemente, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta… los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (v.52). Y concluye con una doxología: “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (v.57).
Así, Pablo corrige errores teológicos, ordena la adoración y reafirma el fundamento del evangelio: Cristo resucitado, esperanza de vida eterna.
“La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén.” (Efesios 6:24)