


Martes, abril1 – Ester 5, 6 – Lectura adicional, Profetas y Reyes, capítulo 49, “En tiempos de la reina Ester”
1. ¿Qué fue lo que hizo Mardoqueo que molestó tanto a Amán? (Ester 5:9)
2. ¿Qué planeó hacer Amán contra Mardoqueo? (Ester 5:14)
3. En lugar de lo que planeó, ¿qué terminó haciendo Amán con Mardoqueo? (Ester 6:11)
No se pueden leer los capítulos 5 y 6 de Ester sin darse cuenta de que Dios cuida de su pueblo y que tiene un gran sentido del humor. Además, el tiempo de Dios es impecable.
Amán está furioso porque cada vez que pasa por la puerta del palacio ve a Mardoqueo, quien se niega a inclinarse ante él. Mardoqueo adora al único Dios verdadero y se rehúsa a inclinarse o rendir adoración a cualquier otro, conforme al segundo mandamiento en Éxodo 20:4-5. Amán encuentra ofensiva la fidelidad a Dios de Mardoqueo porque atenta contra su ego. ¿Vemos hoy en día la actitud de Amán replicada? ¿Alguna vez alguien se ha sentido ofendido por tu fidelidad a Dios? ¿Alguien ha despreciado o se ha burlado de ti cuando has orado por los alimentos en público? Si es así, no te preocupes, Dios está contigo.
La familia de Amán lo alienta a construir una horca para colgar a Mardoqueo. ¡Un ejemplo gráfico narcisismo! Pero antes de condenar el orgullo y la arrogancia de Amán, tal vez deberíamos detenernos y preguntarnos: ¿alguna vez nos hemos sentido ofendidos cuando alguien no nos aplaudió como esperábamos? ¿Nos hemos molestado cuando alguien no nos dio el reconocimiento o respeto que sentíamos merecer? Mientras admiramos la fidelidad de Mardoqueo, también debemos prestar atención al ejemplo de Amán para no repetir su error. Asegurémonos de que nuestra seguridad esté basada en la nutrición pura del amor de Dios y no en la comida chatarra de la alabanza de los hombres.
En plena noche, Amán va a ver al rey para contarle sus planes contra Mardoqueo. Aquí es donde el tiempo de Dios se manifiesta de manera perfecta. El rey no puede dormir, así que se pone a leer los libros de registros y encuentra el relato de cómo Mardoqueo le salvó la vida. Entonces pregunta qué se hizo para honrarlo y le informan que nada se ha hecho hasta el momento.
Justo en ese momento, Amán entra, y el rey le pregunta: “¿Qué se debe hacer con el hombre a quien el rey quiere honrar?” Amán piensa para sí mismo: “¿A quién más querría honrar el rey sino a mí?” Así que le dice al rey que el hombre debe ser vestido con un manto real usado por el rey, montado en un caballo en el que ha cabalgado el rey, y que alguien lo pasee por la ciudad proclamando: “¡Así se hace al hombre a quien el rey desea honrar!”
Cuánto me hubiera gustado ver la cara de Amán cuando el rey le dice: “¡Excelente idea! Ve y haz eso con Mardoqueo.”
Así que el malvado plan de Amán se revierte en su contra. De hecho, más adelante leeremos cómo Amán es colgado en la misma horca que él mismo había preparado. Dios vindicó a Mardoqueo en el momento perfecto. Dios podría haber permitido que Mardoqueo fuera honrado antes, pero entonces esta historia no tendría un desenlace tan poderoso e incluso cómico, haciendo que los malvados planes de Amán le explotaran en la cara.
Conozco a alguien que me permitió contar brevemente su historia sin mencionar su nombre. Ella trabajaba con un grupo de personas que querían deshacerse de ella por su fe. Trataron de idear un plan para acusarla falsamente de tener prejuicios contra cierto grupo de personas, aunque no era cierto. Justo cuando su plan estaba por concretarse, ella fue ascendida. Tuvo el privilegio de decirle a quienes intentaban deshacerse de ella que ya no podría trabajar con ellos porque había sido promovida. Una vez más, el tiempo de Dios fue perfecto.
El siempre vindica a su pueblo, en ocasiones con humor. Y el tiempo de su vindicación siempre es impecable. Dios también vindicará tu fidelidad.