


Jueves, abril 24 – Mateo 6, 7
1. ¿Qué aconsejó Jesús sobre la vida piadosa del creyente al ayudar a los necesitados? (Mateo 6:1-4)
2. ¿Cómo condenó el Maestro la hipocresía manifestada por algunos al orar y cómo les enseñó cuál es la verdadera esencia de la oración? (Mateo 6:5-13)
3. ¿Con cuáles palabras mostró Jesús el cuidado de nuestro Padre celestial por nosotros? (Mateo 6:25-34).
4. ¿Cómo condenó Jesús la hipocresía del que juzga a los demás sin tener en cuenta sus propios defectos? (Mateo 7:1-6)
5. Lee la conclusión del Sermón del Monte y compara la actitud de los dos constructores con los que oyen y hacen o no hacen la voluntad de Dios. ¿Cuál es la base de la verdadera construcción espiritual? (Mateo 7:24-29)
Al finalizar el Sermón del Monte no nos queda otra cosa que admirar la extraordinaria pieza de pedagogía y homilética que representa. ¡Maravilloso! Podríamos extraer de estos tres capítulos de Mateo, cientos de sermones. ¿Exagero? Nos dedicaremos a pasar, a vuelo de pájaro, por los dos últimos capítulos de Mateo que narran tan brillante sermón.
Dice la sierva de Dios: “Todos los que oían al Salvador se maravillaban de su doctrina, porque su palabra era con potestad. Porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. La enseñanza de los escribas y ancianos era fría y formalista, como una lección aprendida de memoria. Para ellos, la Palabra de Dios no tenía poder vital. Habían sustituido sus enseñanzas por sus propias ideas y tradiciones. En la rutina de las ceremonias profesaban explicar la ley, pero ninguna inspiración de Dios conmovía su corazón ni el de sus oyentes”. (DTG, 218).
No ha habido ni habrá otro maestro más grande que nuestro Señor Jesucristo. Toda la enseñanza y la filosofía de este mundo que valgan la pena escuchar, han hallado su base en las sabias palabras del Maestro de Galilea. Hoy nos proponemos beber de la fuente inagotable de su sabia enseñanza y ser para siempre sus discípulos.
Dios les conceda un día muy bendecido.