


Jueves, agosto 22 – Salmos 30, 108
1. ¿En qué condición David se encuentra en el Salmo 30 y cuál es el motivo de su gozo? Salmos 30: 1-3
2. ¿Qué quiere decir el salmista cuando declara “¿No es Dios quien nos ha rechazado?” Salmos 108: 11
Aunque los salmos 30 y 108 son clasificados entre los “salmos de alabanza” es fácil notar que fueron escritos en un contexto de vulnerabilidad y angustia. No es de extrañar que son salmos en los cuales David expresa muchos sentimientos debido a que narra momentos claves en su vida.
En el caso del Salmo 30, David comienza exaltando a Dios y alabándole porque lo ha levantado. Sin duda, el Señor ya está exaltado, pero ahora David lo exalta en sus pensamientos y su alabanza. Su adoración es en respuesta a que Jehová lo sacó de las puertas de la muerte (versículo 3). Con esto los enemigos de David han sido silenciados (versículo 1). Así que David tiene una doble razón para ensalzar al Señor: ha sido sanado y sus enemigos han quedado confundidos.
Otro detalle importante es la declaración del versículo 2, “Señor mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste”. David clama con un grito de desesperación al Dios que él sabe que le escucha; un Dios personal, y atento a sus necesidades, el cual no duda en sanarlo y restaurarlo.
En medio de su enfermedad se sentía solo, abandonado por Dios y burlado por sus enemigos, pero en el momento menos esperado experimentó el poder y la gracia del Señor en su vida, es por esto por lo que el Salmista declara con mucha seguridad, “me sacaste del sepulcro; me hiciste revivir de entre los muertos” (versículo 3).
El motivo de alabanza no radica en la ausencia de la enfermedad sino en la fidelidad de Dios. David clama, espera y posteriormente, experimenta el poder sanador de Dios en su vida. El salmo 30, por lo tanto, enseña que no importa la situación por la que estemos pasando, Dios siempre tiene el control de nuestras vidas.
En el caso del salmo 108, las palabras que componen este salmo fueron escritas después de un revés, o en medio de una contienda, pero también después de una promesa divina (vers. 7).
Podemos notar que David tiene sentimientos encontrados, por un lado, está seguro de las promesas de Dios (versículos 7-9), pero al ver que esas promesas no son cumplidas en el tiempo que él quiere, lucha con la idea de que el Señor le ha abandonado (versículos 11-12). La idea del abandono era algo que el mismo salmista no podía sostener por mucho tiempo, es por eso por lo que llega a la conclusión de que solo confiando en la promesa de la protección divina es que el pueblo obtendrá la victoria.
La lección que quiere comunicarnos es que en tiempos de angustia podemos ser sostenidos por la Palabra de Dios, que podemos regocijarnos ante la perspectiva que tengamos ante nosotros.
Ambos salmos (30; 108), fueron escritos en momentos de mucha angustia, pero aun así son canticos de alabanza y agradecimiento. Posiblemente al igual que David te encuentres hoy luchando entre dos pensamientos: creer en las promesas del Señor, o pensar que te ha abandonado. Pero estas experiencias del salmista nos recuerdan una vez más que Dios es fiel.
Si por casualidad te sientes enfermo, débil, vulnerable o desesperanzado, estos salmos son para ti, ya que en ellos encuentras a alguien como tú, que en medio de las pruebas y enfermedades encontró paz y seguridad en Dios.
Decide hoy darte la oportunidad de confiar y depender de Dios.