


Miércoles, agosto 6 – 2 Timoteo 4, 2 Pedro 1
1. ¿Quién abandonó a Pablo cuando estaba en la cárcel? 2 Timoteo 4:10
2. ¿Para cuándo le pidió Pablo a Timoteo que viniera a verlo? 2 Timoteo 4:21
3. ¿Qué quiere decir que no hay profecía de interpretación privada? 2 Pedro 1:20
2 Timoteo 4 es la despedida del apóstol de su discípulo en el ministerio. Lo aconseja, le hace encargos, le cuenta de su juicio, de cómo se siente, le habla de su confianza y esperanza. Está pasando la antorcha. No sabemos si Timoteo llegó a tiempo a Roma a ver a Pablo. Ojalá que sí, pero si no llegó, el apóstol tuvo quién estuviera con él y estaba listo.
Dice que un ministro del Señor debe predicar la Palabra; instar “a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. (4:2)
El enemigo siempre ha atacado la verdad, por eso es el “Padre de mentira”. Sus ataques a la verdad pueden ser engaños poderosos, tanto así que la verdad puede confundirse con el error. Muchas veces presenta una mezcla de mentira y verdad. Mientras más alto el porcentaje de verdad, más peligroso es el engaño. 99% de verdad y 1% de error es el máximo peligro. Como dijo el apóstol, “un poco de levadura leuda toda la masa” Gálatas 5:9. (4:3, 4)
Pablo profetiza que “vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina”. “La sana doctrina” es la doctrina bíblica pura, no amañada, no contaminada. No se le ha añadido la interpretación humana, es el evangelio puro.
La próxima parte se cumple especialmente en este tiempo, “sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.” Los algoritmos en las plataformas de internet aseguran el cumplimiento de esta profecía hoy. “Algoritmos” son normas de programación en la computación que aseguran que cada uno vea más de lo que le gusta o quiere. ¿Ves boxeo? Te ofrece más boxeo. ¿Ves predicación de doctrina malsana? Eso es lo que te muestra. No muestra lo que necesitamos, si no lo que nos gusta. Seria excelente si hubiera un algoritmo que nos muestre lo que necesitamos, aunque no nos guste. En la multiplicación “maestros” y en la aglomeración de seguidores se cumplen hoy las palabras, “se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.”
Parafraseando sus palabras de encargo: “Ya yo estoy por ser sacrificado, ahora te toca a ti, debes ser sobrio en todo, soportar las aflicciones, hacer la obra del evangelismo, cumplir tu ministerio.”
Muchas veces leemos este pasaje en frio, como si el apóstol estuviera escribiendo en su casa. Pasamos por alto que estaba preso, a punto de morir, y que la iglesia sufría persecución, muchos hermanos estaban prisioneros, otros se apartaban.
El apóstol tiene un pedido: “Procura venir pronto a verme”. Demas lo abandonó, los demás han ido a otra asignación, sólo Lucas está con él. Alejandro, el calderero, fue testigo falso en su contra. Pide que le traiga al joven Marcos. Otra vez ruega el apóstol: “Procura venir antes del invierno.”
El apóstol Pedro escribe su segunda epístola a las iglesias poco después de escribir la primera. Su alto perfil de líder cristiano lo había llevado a la cárcel. Ya estaba listo para ser sacrificado. Murió crucificado como el Maestro, pero pidió que lo crucificaran cabeza abajo porque no merecía morir como el Señor.
“El apóstol comienza ahora su lista de virtudes, llamada a veces con razón “la escalera de Pedro”. Parece que listas similares eran comunes en el mundo helenístico; sin embargo, la lista de Pedro difiere de las otras en su inspiración y marco cristiano, así como en lo que implica: que una virtud deriva de otra.” CBA, 2 Pedro 1:5
Aquí hay una promesa: “No caeréis jamás” no quiere decir que no vamos a pecar más, quiere decir que vamos a permanecer en la gracia de Dios, que no nos vamos a extraviar del camino de la salvación.
El apóstol habla de su muerte como “abandonar el cuerpo”, no quiere decir que va a trascender en espíritu su muerte, simplemente quiere decir que va a morir, que su cuerpo va a dejar de ser. Debian recordar lo que habían aprendido de la venida del Señor. La esperanza del apóstol no estaba en su muerte para ir al cielo, sino en la venida del Señor.
Presenta un importante principio de interpretación profética: “ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada”. (1:20) Quiere decir, la profecía es dada por Dios a su pueblo, nadie tiene el monopolio de su interpretación. Nadie tiene derecho a decir, “Dios me lo ha revelado sólo a mí”.
Permíteme concluir con las palabras del apóstol Pablo en su despedida: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás , me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” 2 Timoteo 4:7, 8
Que te sirvan de inspiración hoy estas palabras para pelear la buena batalla de la fe.