Preguntas de estudio:
1. ¿De qué ciudad era Jeremías? Jeremías 1:1
2. ¿Qué razón dio Jeremías para no aceptar el llamado a ser profeta? Jeremías 1:6
Comentario y reflexión:
En el capítulo 3 Sofonías vuelve su atención a Jerusalén. “¡Ay de la ciudad rebelde, contaminada y opresora!” Sofonías 3:1
Es amonestada que el castigo de Dios caerá también sobre los pecadores endurecidos de Judá. No escuchan la voz de Jehová, sus príncipes, jueces y profetas son fraudulentos y altaneros; pero Jehová es justo y está en medio de ella cada mañana.
Aquellos de su pueblo que no presten atención a su Palabra participarán del juicio. Porque va a reunir a las naciones para hacer juicio. Entonces hará una hermosa obra de restauración en toda la tierra entre los pobres y humildes que confían en El.
El mundo escoge ignorar esto; pero los que confían en Jehová miran hacia Él y esperan. Él lo hará. (Sofonías 3:19)
Estas hermosas promesas en forma de poema profético fueron pronunciadas para Juda e Israel, pero ahora pertenecen a la iglesia.
“En aquel tiempo yo os traeré;
en aquel tiempo os reuniré,
y os daré renombre y fama
entre todos los pueblos de la tierra,
cuando levante vuestro cautiverio
ante vuestros propios ojos,
dice Jehová.” Sofonías 3:20
Sobre Jeremías dice el Comentario Bíblico Adventista: “Jeremías vivía en Anatot (cap. 1: 1; 29: 27), hoy Anata, unos 4 km. al noreste de Jerusalén. Descendía de una familia sacerdotal (cap. 1: 1). Su padre Hilcías no fue, sin duda, el sumo sacerdote del mismo nombre que descubrió el libro de la ley (2 Rey. 22: 8). Se designa al padre de Jeremías como “de los sacerdotes”, y no “el sacerdote” o “el sumo sacerdote”. El hecho de que Jeremías viviera en Anatot significa que quizá era descendiente de Elí y del linaje de Abiatar, a quien depuso Salomón del sumo sacerdocio (ver com. 1 Rey. 2: 26-27). Jeremías fue llamado al oficio profético aproximadamente en 627 a. C., el 13er año del reinado de Josías (cap. 1: 2; ver pp. 20-21 y el t. II, p. 79).” CBA, Introducción, Paternidad Literaria
“El libro de Jeremías se compone de una serie de sermones proféticos, combinados con datos históricos y biográficos concernientes a los últimos días del reino de Judá. Haciendo uso de cuanto estaba a su alcance, Jeremías procuró contener la rápida decadencia de Judá, que rodaba por la pendiente de la depravación moral hacia la ruina. Pero sus esfuerzos en favor de la nación fueron casi totalmente inútiles. Sus exhortaciones al arrepentimiento cayeron en oídos sordos.” CBA, Introducción, Tema
El tiempo del ministerio del profeta Jeremías llega hasta el anunciado cautiverio de Judá. Cuando recibió el llamado fue reacio a aceptarlo. Sin duda era una misión muy difícil. ¡Qué hermosas las palabras de Jehová!:
“Antes que te formara en el vientre, te conocí,
y antes que nacieras, te santifiqué,
te di por profeta a las naciones.” Jeremías 1:5
“No temas delante de ellos,
porque contigo estoy para librarte,
dice Jehová.” Jeremías 1:6-8
Cuenta Jeremías: “Extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová:
«He puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y destruir, para arruinar y derribar, para edificar y plantar.” (Jeremías 1:9, 10). Anuncia la invasión de Babilonia y reitera la razón por la que Dios permitiría el cautiverio (Jeremías 1:16).
¡Qué hermosa la promesa de Jehová al profeta! “Pelearán contra ti, pero no te vencerán,
porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte.” Jeremías 1:19
me dijo Jehová:
«He puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y destruir, para arruinar y derribar, para edificar y plantar.” (Jeremías 1:9, 10). Anuncia la invasión de Babilonia y reitera la razón por la que Dios permitiría el cautiverio (Jeremías 1:16).
“Dios prometió ayudar y proteger a su profeta. La convicción de que Dios lo acompañaba, hizo que Jeremías se elevara por encima de su temor y timidez y lo tornó invencible. Fue acosado por muchos enemigos poderosos, y con frecuencia se encontró en grave peligro por causa de sus enseñanzas impopulares y su dura condenación de la impiedad. Pero esta promesa, repetida al menos dos veces (cap. 1:19; 15:20), fue una fuente de inmensa fortaleza y de gran consuelo para él. Del mismo modo, la abarcante promesa de Jesús: “Yo estoy con vosotros todos los días” (Mat. 28: 18-20), ha sido motivo de ánimo y fortaleza para los cristianos que han procurado obedecer la gran comisión de predicar el Evangelio.” CBA, Jeremías 1:8
¡Amén! Dios te conceda un día muy bendecido.